Abriendo puertas en El Vedado
Por: Manuel Alejandro Landin Garcia y Nurys Maria Mendoza Fuentes
El pasado dieciséis de marzo se realizó la Segunda Jornada de Puertas Abiertas en El Vedado. Organizado por la Oficina Regional de Cultura para América Latina y el Caribe de la UNESCO en La Habana, esta vez el evento contó con la colaboración de la Universidad de La Habana, específicamente con profesores del Departamento de Historia del Arte de la Facultad de Artes y Letras y estudiantes de tercer y cuarto año de la carrera.
El evento tuvo como principal objetivo promover el patrimonio arquitectónico, artístico, social y cultural del barrio habanero, abriendo emblemáticas y suntuosas casas, generalmente cerradas al público. Los habitantes del propio Vedado, de cerca o de lejos, de Cuba y de hasta otras latitudes, pudieron ver con sus propios ojos la riqueza -oculta tras paredes, rejas, columnas y ventanas- que yacen en las calles de tan reconocida y famosa barriada.
Con más de cien años de fundado, este reparto fue el hogar de poetas, escritores, músicos, artistas, maestros, condes, marqueses y presidentes. Fue testigo de los grandes eventos de sociedad y de una vida cultural, política y social de años de esplendor que, aun hoy, lo hacen continuar siendo el favorito de todos los que visitan o viven en la capital.
En esta ocasión los estudiantes de Historia del Arte tuvieron la oportunidad, junto a varios profesores del Departamento, de brindar apoyo a la organización del evento. Un amplio grupo de aproximadamente 40 estudiantes fue distribuido entre las diferentes viviendas. Su principal tarea, mientras los profesores asistían a los ejecutivos de la Oficina Regional, era prepararse arduamente para ofrecer al público visitante la mejor experiencia.
Los futuros historiadores sirvieron de anfitriones en cada mansión y, no solo ayudaron a los visitantes a conocer la historia de cada una de estas magníficas construcciones, sino que pudieron poner en práctica algunos de los conocimientos adquiridos durante estos años de carrera.
Para satisfacer la curiosidad de aquellos que no pudieron asistir al primer evento que se realizó el año pasado se repitieron algunas de las mansiones y se alistaron nuevas viviendas para el disfrute del público.
En esta segunda ocasión fueron abiertas las puertas de:
- Casa de Pablo González de Mendoza, actual Residencia del Embajador Británico.
- Casa de Bernardo Solís, actual Sede de la Oficina Regional de la UNESCO en La Habana.
- Casa de Josefina García de Mesa, actual Embajada de la República Popular China.
- Casa de Ernesto Sarrá, actual Sede del Ministerio de Cultura.
- Casa de Joaquín Albarrán, Sede del Grupo Empresarial Hotelero ISLAZUL. ´
- Casa de Marcelino Cantera, actual Sede del gobierno municipal de Plaza de la Revolución.
- Casa de José Francisco Martí y Zayas Bazán, actual Sede del Centro de Estudios Martianos.
- Casa de los Alfonso, actual Centro de Arte en Línea (por calle 9).
- Casa Particular (antigua propiedad de la familia González Curquejo), actual BAR TEMPO en calle B entre Línea y Calzada.
En agradecimiento a Claudia Felipe, representante de la Oficina Regional de Cultura para América Latina y el Caribe de la UNESCO en La Habana y al Departamento de Historia del Arte por la oportunidad de gozar de este privilegio, la estudiante de tercer año Jaydelín Zulueta Contreras expresó:
‘‘Muchas gracias por depositar toda la confianza en nosotros hoy y dejar en nuestras manos a personas de alto rango como embajadores, diplomáticos, profesores- fundamentalmente de nuestra facultad-, músicos, arquitectos, fotógrafos, investigadores, diseñadores, entre otros. Nos hicieron sentir, desde mi experiencia personal, ya todos unos historiadores del arte. Fue bonito y alentador. Espero que se vuelva a repetir y que, una vez más, seamos protagonistas de esta actividad de Puertas Abiertas (…)’’
Sobre la oportunidad de compartir eventos como estos, el estudiante de primer año de Historia del Arte Issac de la Caridad Asin Ferrer escribió algunas palabras:
‘‘La idea de dejarse llevar bajo el sol del emblemático barrio habanero nunca resultó tan emocionante. Con la propuesta de visitar nueve edificaciones de alto valor patrimonial muchos serán los espectadores que puedan sentirse sobrecogidos en un primer momento ante este itinerario. Sin embargo, en la medida que se avanza en el recorrido se despierta un interés creciente que exhorta a siempre llegar al siguiente destino. No hablamos de este tipo de eventos como acontecimientos meramente turísticos, este, en concreto, hace ameno el cultivo personal en tanto historia local, arquitectura y masificación de la visióncultural habanera. Aspectos más particulares, como la tutela de estudiantes de historia del arte en cada una de las locaciones, permiten que el espíritu juvenil contagie la experiencia y facilite la comprensión de esta. La repetición de eventos afines, planteamos la cabal suposición, traería consigo potencialidades en el desarrollo cultural del espectador promedio; así como nuevas visiones con respecto a la conservación y restauración de instalaciones de corte patrimonial en Cuba.’’