Animales Peligrosos
Por: Maydelis Pérez Hernández
El 16 de noviembre del 2021 quedó inaugurada la exposición Animales Peligrosos de Rafael Zarza González (1944- ), Premio Nacional de Artes Plásticas 2020, en la Sala transitoria de la segunda planta del Museo Nacional de Bellas Artes. Como evento creado en honor al artista, la exposición se compone de dos salas contiguas donde se puede ver la trayectoria de Zarza. Las obras transcurren desde 1969 hasta la actualidad. Se ven varias técnicas como collages, óleo sobre tela, acrílico sobre lienzo, litografías, serigrafías, dibujos, instalaciones; todo un repertorio que nos hace dilucidar el imaginario y trabajo de Zarza como artista.
La mención constante en casi todas las obras al toro, pero no al modo picassino para referenciar la tradición española, sino que le añade una connotación más impactante. El autor realiza una simbiosis entre el animal y el hombre, dota al primero con elementos del segundo o viceversa según el concepto de la obra. De manera general, al entrar a la sala y recorrerla con una mirada panorámica resaltan el color rojo, cuernos, esqueletos y trazos grotescos. La violencia, el sexo y la muerte son elementos con los que trabaja el autor en los conceptos de sus obras, de manera implícita o explícita. Aunque bebe de diferentes estilos, en su obra hay latente una crítica evidente y satírica a temas históricos, políticos, sociales y religiosos.
Al ahondar en el espacio e ir deteniéndonos en cada obra empezamos a descubrir el porqué de esas reses tratadas de diferentes métodos técnicos y pictóricos. Cada obra o serie dialoga con una polémica ardiente de nuestro entorno.
Tauromanía no.18 (1968) y Europa y Zeus (2008) son las primeras piezas que dan paso a la sala principal de la exposición. Aluden al relato mitológico del rapto de Europa por Zeus convertido en toro, asunto referido muchas veces a lo largo de la historia del arte. En este caso Zarza trabaja desde una perspectiva más cercana al Arte Pop. La segunda es un pastiche [1] de la primera con cuatro décadas de diferencia de edad.
En Tauromanía se figura un toro robusto de perfil con una dama encima. En algunas de las partes de la fisionomía del animal se ve el pelo recubriendo su cuerpo, pero el esqueleto del animal se superpone en la cabeza las costillas y extremidades. El animal es un muerto viviente al que se le añade además sus órganos genitales: testículos, conductos deferentes y pene. Con gran detallismo dibuja estos órganos y el pene es sustituido por un frasco típico que por lo general son los utilizados para almacenar productos medicinales. Encima de la res se encuentra Europa, como el texto que hay debajo de la composición indica: “El rapto de Europa”. Ella, al igual que el recipiente, está trabajada con una estética fotográfica bastante similar a las revistas y muy diferente al descarnante toro. A pesar que las figuras están en blanco y negro, el fondo tiene estridentes colores, amarillo y azul dividiendo el cielo y suelo.
En la versión más joven Europa y Zeus, el artista utiliza la misma res, pero dibuja los órganos reproductores ofreciendo más detalles y atención por parte del espectador. También figura a una Europa más provocativa, desnuda y moderna, a color, como si de una historieta se tratara.
En ambas obras el autor trata de manera irónica el suceso mitológico donde el dios griego Zeus se trasforma en toro y se postra a los pies de Europa hasta ganar su confianza. Ella llega a tal punto que se sube encima del animal y es cuando este se la lleva por mar a Creta. Zarza extrapola esta historia y le da un acento irónico al estar siempre presente la palabra “rapto” cuando las féminas no se muestran que están en contra de su voluntad. Están felices montando a este decrépito, que una vez fue robusto, toro. La res es representación de lo masculino, al ser un animal fuerte y agresivo cuando se le provoca; una descripción muy conservadora de lo que representaría al patriarcado. Se muestran los huesos superponiéndose a la sombra de lo que una vez fue un indomable toro. Lo único intacto es su sistema reproductor descrito antes.
Ambas figuras se muestran sexualizadas, pero mientras que Europa es una linda y sensual chica, Zeus es un decadente macho que solamente mantiene vivo y, para ofrecer a Europa cuando lo “monta”, es un producto mercatorial. En estas obras el toro es un símbolo de un sistema patriarcal que va muriendo, lo importante es poder mantener los caprichos que exigen las mujeres más exquisitas, a las que todo hombre quisiera llegar, las que cumplen con el canon de belleza que vende la publicidad en casi todos los productos.
Nos encontramos luego con obras como El gran fascista (1973) y Facsio di combattimento (2021). Zarza se inspira en dos de los grandes fascistas del siglo XX en Europa, Francisco Franco Bahamonde (1892-1975) de España y Benito Almilcare Andrea Mussolini (1883–1945). En estas dos obras de grandes dimensiones prolifera el rojo de fondo buscando un mayor impacto en el espectador. Personifica las reses con los uniformes característicos de estos hombres para facilitarnos el proceso de reconocimiento.
En la primera obra mencionada hay una clara diferencia entre el toro caudillo y las masas a las que dirige. Franco se muestra como un bovino poderoso, tiene pelaje, carnes, su rostro se puede visualizar, es un animal vivo. Al mostrar sus patas delanteras como si estuviera dando un discurso sugiere que está de pie sobre solamente sus patas traseras, dándole más connotaciones humanas. Mientras, más abajo se encuentran sus súbditos, todos con una postura horizontal, mirando hacia abajo, obedeciendo. Son esqueletos de toros, cuerpos raquíticos. No había lugar para la libertad de expresión ni para diferentes ideologías que no fueran las implantadas por su gobierno. El pueblo español, a pesar de que hubo sus movimientos de resistencias, se veía oprimido por estas estrictas leyes. Estos animales cadavéricos representan a personas sometidas a la resignación del paso del tiempo y a acatar las órdenes sin protestar, sumidos en estos años de militarismo. La obra nació en el último año de presidencia del caudillo, es un recordatorio de lo cruel y violento que fueron las décadas que duró su mandato.
En Facsio di combattimento, una obra más actual, el tratamiento es algo diferente, aunque dialoga directamente con el repudio del autor a las dictaduras fascistas. Mussolini se muestra en primer plano, saludando a su pueblo y ejército. Es una calavera de res, pero en este caso, refleja el interior horrible de este hombre. De su boca salen chorros de sangre al unísono. El fondo está compuesto por personas en las gradas y un desfile militar, estas figuras son tan pequeñas que el autor las representa con puntos y líneas. También hay unas grandes banderas detrás que exponen el emblema rojo y negro con el que se representaron las líneas fascistas en su mayoría, aunque la forma de este en específico no coincida con ninguno de ellos. Mussolini se representa como el terrible hombre que recuerda la historia. Es en toro terrible que mandaba a sus tropas a la guerra provocando muertes, por eso lo que sale de su boca es una furiosa beta de sangre. Se inmortaliza como un hombre muerto monstruoso, que creó grandes contingentes militares para extender su discriminatoria ideología por Europa.
Continuando el orden curatorial, nos impactan por su temática y tratamiento tres obras realizadas recientemente: Agarrotado en la punta (2021), el díptico compuesto por Por protestar (2020) y Cállate la boca (2020). En la primera hay dos figuras fácilmente reconocidas: un esqueleto de toro muerto y el Castillo de los Tres Reyes del Morro, ubicándonos inmediatamente en nuestro contexto. Cabe destacar que no se muestra ninguna bandera en el icónico sitio donde históricamente se encuentran cuando representan al gobierno regente en el país: durante la Colonia, la española; intervenciones militarles en la Neocolonia, la estadounidense y la cubana desde 1902 hasta la actualidad.
Por lo tanto, el autor nos lleva a una ambigüedad anacrónica. Se entiende que el animal ha sido torturado antes de morir por su condición, está atado de manos a un poste con férreos elementos en su cuello y torso. El fondo es un paisaje reconocido de la Isla a nivel internacional, es el inicio de la bahía de La Habana. Esta figura representa lo doloroso que se ha vivido y se vive en la Isla, hasta que inevitablemente llega la muerte. El pueblo cubano en general, sin importar el gobierno o momento histórico, es asfixiado y atormentado, generación por generación. Es un mensaje bastante pesimista, pero nos llega de cerca a las diferentes capas de la sociedad.
El díptico exhibe en cada obra un ejecutamiento público al estilo medieval. Ambos muestran claramente el motivo en la ropa de la víctima, el primero su crimen fue protestar y el segundo blasfemar. La censura se muestra con una gran “x” de negación a esa calavera de toro personificada.
Desde el 2020 se ha visto un gran movimiento de artistas disidentes al gobierno al expresarse de manera más explícita y pública. Como respuesta el Estado cubano ha arremetido contra ellos encarcelamientos y exilios, por los medios de prensa oficiales los ofenden y denigran. Se ve una especie de homologación entre el totalitarismo gubernamental en la Isla y la teocracia medieval, donde se aniquilaban a los que pensaban diferente y emitían su criterio. El público en ese entonces veía como un espectáculo las condenas, en nuestra realidad, aunque varias voces han hablado todo ha sido de manera pasiva por las redes sociales. Se ha tomado en muchos casos como un evento mediático y sensacionalista.
Zarza también incursiona en las temáticas religiosas, pero interesado en el palo monte, una ramificación afro descendiente. En la sala siguiente, más pequeña, hay todo un homenaje a esta cultura y religión. Hay instalados ocho cráneos de toros con dibujos característicos de guerreros tribales africanos o firmas de que invocan a deidades del palo monte. Otra pieza, con una mirada más cristiana es El cristo de la fe cubana (Cristo con clavos) (1992). En ella se figura a la típica crucifixión de Cristo, pero el artista incrusta clavos a la obra como símbolo de remate. De estos aditamentos cuelgan rosarios, estampas, y otros objetos que pertenecen a la iglesia católica. Este conjunto de símbolos nos dice que lo que ha torturado a la religión cristiana es la propia iglesia con su conjunto de leyes y objetos innecesarios ante la verdadera creencia.
La figura del toro en las obras de Zarza nos ayuda a concientizar acerca de la figura del hombre. Lo utiliza como símbolo masculino, pero también para darles características de este animal a sus diferentes personajes, es iracundo y pelea hasta la muerte, en el caso de los dictadores es una cualidad negativa. En las víctimas de la censura adquiere una relación más martirizada.
Las obras se burlan del papel de la sociedad en el mercado capitalista y cómo este juega con nuestros instintos más primitivos para hacernos su presa constantemente. Critica las grandes dictaduras fascistas bestializando a sus líderes y minimizando el papel del pueblo en estos gobiernos. Acusa abiertamente a la prohibición del libre pensamiento. Se adentra en los temas tabús religiosos africanos y desacraliza la iglesia cristiana. Las obras con sus tonos feroces nos hacen vivir una experiencia única y personal a cada uno de los espectadores.
NOTAS
[1] Imitación que consiste en tomar diversos elementos y combinarlos de manera que el resultado parezca una creación original.