Dirección en líneas, conexión y puntos

La Jeringa
6 min readDec 9, 2024

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Por: Ramsés García García

Pipe Yanguas plantea una posibilidad de compartir su visión respecto al significado de la coexistencia y el bienestar espiritual. Su mundo de líneas y puntos no dista tanto de la realidad cuando, durante algunos minutos, se presta atención a su arduo muralismo. ¿Pero líneas, puntos, puntos y líneas? ¿Cómo se acerca a nuestra experiencia? ¿Cómo propone un diálogo resolutivo a las disputas de la cotidianidad? Pues la sintetización plástica del concepto “unidad”, es una apropiada punta de lanza para abrirse paso en la interpretación del dots and lines world.

Fotos: Cortesía del artista

“Todos estamos conectados”, uno de los principales estandartes en la narrativa del fotógrafo y muralista caleño. Sus principales antecedentes radican en la captura de momentos especiales, impresiones en la cual la luz refleja la esencia de las personas que confiaron en la destreza de Pipe detrás del lente. Esa inclinación por la fotobiografía fue uno de los pasos más relevantes en su tendencia por materializar conexiones, en este caso, la conexión de las personas consigo mismas a lo largo de su vida.

Sin embargo la inspiración nace hasta en las condiciones menos predecibles. El impacto mundial del Covid-19 caló profundo en las costumbres, planes y formas de trabajo en cada una de las generaciones sobrevivientes. Yanguas, con su trabajo y proyectos afectados, obtuvo la iluminación de su sello personal a través de la misma fuente que había pausado su proceso creativo: la naturaleza. La Ninfa del Chinche Gigante del Mezquite, insecto normalmente encontrado en plantas hospedadoras, fue el detonante que propició la aisthesis culpable de los puntos y líneas. Dichos patrones que aluden a lo ritual, son comúnmente encontrados de forma similar en las pieles o camuflajes de un sinnúmero de especies, precisamente en este caso se encuentran explícitas.

Ahora, otorgando respuesta a las interrogantes inicialmente planteadas, el signo trabajado por Pipe deja entender en muchas ocasiones un significado bastante certero de lo que puede definirse como “unidad”. A pesar de la heterogeneidad en las direcciones de las supuestas líneas y la disposición aparentemente aleatoria de los puntos, la idea se consolida gracias a la retención de cada uno de ellos como conjunto, la obra cobra sentido. Además, no solo termina su significado al definir finalmente un objeto desde el punto de vista del diseño, también implica la relación de las líneas y puntos con las personas cuyo pensamiento puede ser variable, incluso opuesto. Realza la efectividad del acercamiento para entre todos elaborar una coexistencia lógicamente beneficiosa.

El mural que el colombiano regala a nuestro malecón habanero en pos de la 15 Bienal de La Habana, tuvo que ajustar la idea a lo impredecible que siempre resultan nuestras calles. La pared ubicada en la esquina de Malecón y Galiano – justo detrás de la escultura “Primavera” de Rafael Miranda San Juan – se encontraba previamente intervenida: Grafitis, escrituras y sobre todo desgaste y roturas en la estructura.

Pipe junto a su corcel de andamios decide crear sobre la superficie en su estado natural y, a su vez, plantar con su pincel un jardín entre la imagen rebelde de la sociedad y el producto del descuido de nuestras estructuras con motivos incontables. Desea aplicar los verdes y amarillos que florecen en el asfalto cual esperanza, como motivo para superar la adversidad, como excusa perfecta para mantener la armonía pese a las diferencias en las direcciones.
Al mismo tiempo, la obra invita al observador a formar parte de su sentido. Las múltiples interpretaciones y relecturas fomentan su valor interno, ya que, con apoyo en Umberto Eco: cualquier obra de arte, aunque no se entregue materialmente incompleta, exige una respuesta libre e inventiva, para de esa forma ser realmente comprendida tras un acto de congenialidad entre el intérprete y el autor mismo (Eco, 1962).
Por lo tanto este escrito propone una breve relación entre la obra de Pipe Yanguas y el aspecto de la “multiplicidad” dentro del concepto filosófico rizomático, formulado por Gilles Deleuze y Félix Guattari.

En su núcleo, el rizoma se asocia con la idea de “multiplicidad”, un concepto fundamental para entender cómo Deleuze y Guattari conciben el mundo. La multiplicidad no implica una simple suma de elementos aislados, sino una interrelación dinámica de fuerzas y flujos que se entrelazan y generan nuevos significados. No hay un "todo" que englobe o controle estas conexiones, sino que se trata de una estructura siempre en devenir, donde cualquier punto puede conectarse con cualquier otro sin necesidad de un orden predeterminado. Esta visión de la multiplicidad rompe con las nociones tradicionales de identidad y jerarquía, en favor de un enfoque más fluido y abierto, donde la creación de sentido es un proceso continuo e inacabado.

El rizoma como multiplicidad se aleja de las visiones totalizadoras del conocimiento, como las que estructuran la historia, la ciencia o la filosofía en forma de disciplinas rígidas. En lugar de seguir un camino único, el rizoma fomenta la posibilidad de múltiples trayectorias, experimentos y transgresiones. Cada punto en el rizoma es un nodo que puede ser conectado con otros puntos de diversas formas, permitiendo un juego constante de desplazamientos, superposiciones y nuevas configuraciones. Así, el rizoma refleja un modelo de conocimiento y de existencia que no busca ser totalizador ni definitivo, sino más bien abierto, plural y potencialmente transformador.

La multiplicidad, se puede traducir en el mural de Yanguas a través de la disposición dinámica de puntos y líneas; carentes de sujeto u objeto, portadoras únicamente de determinaciones, tamaños, dimensiones que no pueden aumentar sin que ella cambie de naturaleza. Según explican los autores: “En un rizoma (desde un punto de vista botánico) hay lo mejor y lo peor: la patata y la grama, la mala hierba”. El recurso plástico funciona en conjunto con: las frases escritas, la humedad, las roturas del salitre y también con el viajero que inadvertido, se posiciona mediando la pieza y la infinitud aparente del malecón habanero. Propone una continuidad entre las multiplicidades, una integración de nuevas direcciones y puntos de convergencia. Connota lo críptico como característica consustancial del arte, pese a su necesidad y efectividad en la comunicación con el otro.

Sobre la obra del colombiano, la escritora y crítico de arte Carol Damian apunta:

“Hay un alfabeto secreto y oculto, dentro de las configuraciones de cada composición, grande o pequeña, que vincula cada elemento con otro, tal como él ve los vínculos en la humanidad (…) Cada obra contiene un sistema de información que eleva los diseños complejos de la superficie por encima de una mera acumulación de formas, y los convierte en un lenguaje universal” (Damian 2022).

Se invita al observador sediento de curiosidad a que, por motivo de esta 15 Bienal de La Habana, enriquezca sus andares con necesarias pausas frente a las creaciones expuestas. Todo un universo plástico se ofrece para la reflexión, la admiración y la creación de vínculos más humanos. Los procesos creativos llaman al público para hacerlos parte del trabajo, desde aquel que interroga buscando el "significado", hasta el que simplemente sonríe por sentir adornados los muebles de nuestra eterna casa.
Por lo tanto, será de notable valor la experiencia que implica el olor amalgamado entre el mar y la pintura, el romance de la instalación con el espacio y la confidencialidad del artista con su pincel detrás del muro.

Bibliografía
Eco, Umberto. Obra Abierta. Barcelona: Planeta de Agostini, 1992.
Guattari, Gilles Deleuze y Félix. Mil Mesetas . Valencia: Pre-textos, 2004.

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