En Omar Sanz hay más que un pedacito de Chinolope

La Jeringa
7 min readDec 16, 2021

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Por: Camila Zorrilla

“Lo que es evidente hoy en la fotografía, ayer fue y será mañana lo imaginario”

Guillermo Fernández López (Chinolope)

Con el objetivo de homenajear al fotógrafo cubano Guillermo Fernández López “Chinolope”, quien falleció el pasado 26 de octubre, se inauguró este 30 de noviembre en el Palacio Lombillo de La Habana, una muestra fotográfica de su autoría. La exposición estuvo a cargo de la Oficina del Historiador, e incluyó una serie de retratos realizados por el joven fotógrafo de la Revista Opus Habana, Omar Sanz, a nuestro querido Eusebio Leal. Dicha muestra sirvió de homenaje al historiador de la ciudad y, al mismo tiempo, al policentenario de Cintio Vitier, figura que Chinolope retrató en varias ocasiones. La curaduría estuvo a cargo de Argel Calcines, editor general y director de la Revista Opus Habana.

Omar Sanz y Chinolope. Fotos: Cortesía del entrevistado

El recorrido comienza con una serie de retratos a Lezama Lima, donde Chinolope recurre al plano de secuencias para mostrar el proceso por el cual transita el tabaco en la mano de Lezama, hasta llegar a su boca. Trabaja con contrastes altísimos, que dejan en una oscuridad total ciertas partes del rostro. Sabía cómo quería su obra, sabía imprimirla y lo hacía muy bien. No había quien conociera mejor los conceptos de la estética de Lezama que Chino, conversaban durante horas y esta complicidad se evidenció en la serie. La misma fue expuesta hace veinte años aproximadamente por el artista bajo el título de “La mirada fluida”. Las fotografías originales pertenecen al archivo de la Oficina del Historiador, que luego de algunos permisos donó para esta nueva exposición.

La esencia de los retratos que Chinolope hizo a los grandes personajes de la cultura cubana radicó en la espiritualidad contenida en cada uno de ellos. Tenía grandes capacidades para captar la personalidad de sus retratados. Su cámara funcionaba como ojos humanos, que miran fijo y a veces hablan.

El discurso semántico de esta exposición es asimilado con facilidad por el espectador; los planos de secuencia se repiten una y otra vez para desembocar en un proceso continuo, rico a nivel visual y comunicativo. La luz se muestra como el elemento más importante en la construcción de las imágenes. Las formas emergen gracias a los claroscuros y al toque elegante que siempre aporta el uso del blanco y negro.

El tabaco se exhibe como protagonista, aparece de manera explícita en la primera secuencia para luego ir disminuyendo. Cuando uno se presenta ante fotografías de Chinolope sabe, a priori, que visualiza un trabajo bien pensado y de calidad estética. Mantiene en cada una de los retratos la violencia entre zonas claras y oscuras, elemento que concentra la iluminación de la escena en espacios determinados, brindándoles mayor visualidad.

Sus personajes son grandes intelectuales, en ellos se preserva cierto nivel categórico que condiciona al espectador en el momento de ejercer un juicio propio.

Durante el recorrido de esta exposición pasamos de “La mirada fluida” a “Profesión de fe”, una serie retratística realizada por Omar Sanz. Chinolope fue el primer fotógrafo de la Revista Opus Habana y principal referente para Sanz. Luego la secuencia comienza con el maestro y desemboca en su discípulo, ya como fotógrafo consagrado, también perteneciente a la revista en la actualidad.

Al transcurrir por la exhibición nos encontramos con una fotografía que impacta de forma directa y por tanto me gustaría hablar de ella en un primer instante. Se trata de un meta retrato que Omar hizo a escondidas de Eusebio Leal, el cual posee una carga visual impresionante. La imagen recrea solo el perfil en un fondo neutro. Transmite emociones precisas, de cercanía, admiración. Va más allá del hecho de retratar a la figura, llega a su esencia, representando ideas y emociones. Recurre a la obra de Chinolope para lograr este tipo de trabajos, quizás no a modo de imitación pero sí lo toma como ejemplo base. Esto se aprecia en los altos contrastes y las soluciones lumínicas. Pequeños placeres intrínsecos en la magia de la fotografía.

“Profesión de fe” es el resultado de una sucesión de fotos robadas que tomó Sanz entre los años 2010 y 2014. Su intrepidez lo llevó a captar escenas inéditas de los andares de Eusebio Leal. Apela de igual modo a los planos de secuencia, para capturar instantes precisos y construir mediante estos toda una línea estética y discursiva.

Es un estudioso de la figura de Leal, se adentra en el cuidado de las sombras que deja a su paso. La mera presencia de Eusebio evoca sentimientos en las personas, por la grandeza de su labor y calidad humana. Y estas mismas emociones llevaron a Omar a capturar su imagen siempre que le fue posible.

Expone tres fotografías en las que Eusebio se encuentra rezando dentro de La Catedral de La Habana, en el área donde bautizan a los niños, sobresale el juego de las manos como si se tratase del tabaco de Lezama. Aporta protagonismo a cada una de las posturas, que transmiten cierto grado de empatía a quien las observa.

Omar Sanz intenta transcurrir por la misma estética que Chino. Utiliza el desenfoque a los lados para suavizar la imagen y centralizar la atención. Acude a las bondades del blanco y negro, pero no teme al color, e introduce algunas tonalidades de ocre. Cada una de estas fotos tiene una razón de ser, abarcan momentos efímeros y espontáneos que gracias al lente de Sanz se quedan hoy con nosotros. Una muestra que conduce al recuerdo de los que ya no están.

Hay una fotografía que tiene particular relevancia para el autor, pues fue la única que Eusebio Leal vio, que abrió el número de la Revista Opus Habana en 2014, y que a su vez sirvió de modelo para la creación de la escultura homenaje realizada por José Ramón Villa Soberón. Se trata de una instantánea que él captó mientras Leal caminaba con su fiel sombrero acompañante en una mano y la otra alzada, saludando. Es una imagen un tanto más dinámica que el resto, envuelta en una atmósfera citadina.

Este joven artista incursionó en el arte de fotografiar por y con Chinolope. El hecho de unir ambas exposiciones permitió mostrar el estrecho vínculo que existía entre ellos tanto a nivel profesional como personal. El tiempo nos ha robado a varios grandes de nuestra cultura, pero también se ha encargado de poner un pedacito de cada uno de ellos en las nuevas generaciones. En Omar Sanz hay mucho más que un pedacito de Chinolope.

Tuve el placer de conocerlo y conversar con él, además de hacerle algunas preguntas que respondió con determinación y amabilidad:

Cuando hacías estas fotografías a Eusebio Leal, ¿tenías pensado que en algún momento podrías exponerlas?

No, lo hacía por admiración.

¿Él nunca se dio cuenta de que le tomabas estas fotos?

No. Yo tenía 22 años solamente, todavía estaba estudiando. Pero hace cinco años uno de estos retratos abrió el primer número de la Revista Opus Habana de 2014, él lo puso, fue el único que vio. Solo que esa foto estaba recortada, esta es la primera vez que se expone completa.

¿Para ti cuál de todas las fotos es la más sobresaliente?

Yo me quedo con esta, en la que él aparece entrando al palacio. Ahí fue donde comenzó Eusebio, en el Palacio de los Capitanes Generales, en ese patio se formó. Logré captar esa imagen de él dirigiéndose a la lucha diaria, representada mediante el fondo negro. Además, este dibujo en la columna es característico del palacio.

¿Hiciste muchas más fotografías de Eusebio Leal?

Sí, esta es una selección que además estaba a tono con los planos de secuencia de Chinolope.

¿Tardaste mucho tiempo en el montaje de la exposición?

Es muy difícil montar sin el Chino, además no teníamos referente de la primera exposición. Por otra parte, agradecerle a Argel Calcines, curador de la exposición, editor general y ahora director de la Revista Opus Habana, que hizo posible todo esto. Agradecer también a la Oficina del Historiador por donar las fotografías originales. Cuando se montó esta exposición por primera vez, las fotografías solo tenían un diafragma negro, y se logró que en esta ocasión tuvieran ese mismo diafragma para darle aquella escala y montarlo tal cual lo había hecho Chinolope; con todo respeto.

De izquierda a derecha: Argel Calcines; Omar Sanz y viuda de Chinolope

Luego de este pequeño recorrido, se hace necesario asistir a esta exposición para deleitarse con fotografías de importante calidad técnica y espiritual. Merecido homenaje a Cintio Vitier, Guillermo Fernández López, Lezama Lima, Julio Cortázar, Eusebio Leal; personajes que hicieron con su arte mucho por Cuba y su cultura.

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