Fernando Pérez: En busca de un nuevo lenguaje (Parte III)

La Jeringa
13 min readSep 20, 2023

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Por: Adrián Pernas

Bueno, yo, no sé cómo estemos de tiempo, pero hay una pregunta que yo no quiero dejar de hacer. Yo realmente tenía tres ideas generales para la entrevista. Una, hablar de Madagascar. Otra, hablar del evento. Y la última, que yo sé que toma un poco más de tiempo, y por eso también la dejé para el final, o por lo menos, por si no me da el tiempo para lo demás, garantizarla. El cine y la cultura hoy en Cuba. Con todo esto de la Asamblea de Cineastas. Después del 27 de noviembre. ¿Cómo ve usted todo eso? Para mí, por ejemplo, en el 2021 hubo un paso importante, que fue que se presentara Cuentos de un día más, que contó con la dirección general suya…

Fue una coordinación. Yo hice la coordinación. Después siempre ponían dirección general, no, eso es coordinación, no.

A mí me pareció que la manera en que se enlazaban una historia con la otra…

Eso fue lo que yo trabajé. Lo demás es hecho por esos cineastas, que era lo que queríamos nosotros.

Bueno, pues de esto a mí lo que sí me parece un paso importante es el hecho de que colaboren por primera vez el cine independiente con el ICAIC, aunque luego han seguido pasando cosas como lo que pasó con el documental de La Habana de Fito, que no lo pusieron en El Ciervo Encantado, y que además eso ha pasado con determinadas proyecciones que de pronto dicen «Bueno, ya, se acabó esto. No se va a poner nada».

Entonces, alrededor de todo esto, coménteme.

Mira, es una historia larga. Y yo creo que en la historia, inevitablemente, de la cultura cubana y, dentro de la cultura cubana, del cine — y estoy hablando del cine después de la Revolución — , los problemas que hay en la cultura y en el cine cubanos son reflejos de los problemas de la nación, del país. No es que la cultura y el cine sean ámbitos independientes o desgajados de lo que es el país. Yo sí creo que la cultura y el cine cubano han pasado por distintas etapas, siempre tratando de encontrar y defender, primero, que el cine es un arte, y, segundo, que, como expresión artística, tiene que buscar la complejidad. El cine no es ninguna herramienta educativa — que puede serlo, pero no lo es como arte, como arte tiene otras definiciones — y va confrontando las ideas y el pensamiento con la vida. Ese es el cine que generalmente se ha defendido. A veces se ha logrado más, se ha logrado menos.

Pero siempre ha habido una asignatura pendiente y esa asignatura pendiente ha sido cuando se enfrenta a la mentalidad de la censura. Esa es una historia que viene ocurriendo desde PM hasta hoy, hasta La Habana de Fito. Y, por supuesto, a lo largo de esa historia, cada hecho de censura ha tenido sus argumentaciones. Ellos han argumentado por tal circunstancia… Pero cuando tú quitas esa circunstancia y quitas ese argumento: es una censura. Y toda censura elimina la posibilidad de la evolución y la confrontación del pensamiento. Es una imposición. Es una negación a la idea — que es la de la cultura y del arte — de que el pensamiento es libre y que la complejidad es la mirada. Tiene que ser una mirada compleja y no una mirada que excluya.

Lo que pasa es que también en nuestra realidad, y en la evolución de nuestra realidad social, cada vez se han ido implementando y se han ido repitiendo más los hechos de exclusión social para el que piense diferente. Y la posibilidad de una disidencia o una posibilidad de pensar distinto está excluida dentro de la estructura social del país. Entonces, esa es una historia que no está resuelta y que cíclicamente se ha ido repitiendo. Dentro de eso se han logrado…, yo no diría que victorias. Se ha logrado correr la cerca un poquito. Una de las crisis más grandes que confrontó el cine cubano fue Alicia en el pueblo de maravillas, que fue una película estigmatizada, acusada de contrarrevolucionaria. Incluso el Icaic lo iban a desaparecer. Y hubo discusiones, atrincheramientos nuevamente de los cineastas, en este caso del Icaic, y se logró que el Icaic no desapareciera, que continuara; pero, bueno, no me detengo en esa historia.

Yo sí pensé, para traerlo más a la actualidad, que la cultura cubana iba a enfrentar un diálogo abierto con la diversidad de corrientes y de pensamientos a partir del 27N. Yo estuve en el 27N, porque sentí que ese podía ser el inicio de un nuevo lenguaje, el del diálogo abierto.

Yo leí una declaración que usted le hizo a alguien, porque usted no tiene redes sociales, creo que fue Arturo Arango quien lo publicó en su Facebook, no recuerdo bien. Yo lo leí en ese momento. Recuerdo que los únicos que habían ido al Ministerio de Cultura habían sido usted y Perugorría.

Que después se trató de manipular al día siguiente.

Y bueno… La noche esa del 27N, yo regresé a mi casa con mi ilusión de que ese diálogo abierto se iba a desarrollar. Porque yo estuve dentro, en la confrontación. Y lo que dijeron allí los jóvenes fue realmente ese lenguaje complejo y esa necesidad de abrir las puertas a no una mentalidad censora o excluyente, sino a otra manera de enfrentar la vida. Pero al día siguiente ya lo que ponía la televisión no era lo que se dio. Incluso se trató de manipular que Pichy y yo estábamos allí por el Ministerio de Cultura, lo cual no era cierto y yo tuve que desmentirlo.

Eso fue lo que yo leí. La declaración que le dije.

Pero bueno, después de eso, no pasó más. Sí, el hecho de la Asamblea de Cineastas surgió desde mucho antes y creo que eso habla muy bien del gremio, y me siento muy orgulloso de ser del gremio de los cineastas. Pero recuerdo que hace varios años se creó una asamblea independiente, para discutir las reestructuraciones que estaban proponiendo hacer en el cine sin contar con los cineastas. Y exigimos esa participación y al final lo logramos desde la independencia y eso dio como resultado que se creara y aprobara un fondo de fomento que apoya al cine independiente, que se reconocieran las productoras independientes y al cineasta independiente, que hasta ese momento vivían en un limbo esquizofrénico.

Sí, y además en los últimos años, cuando uno viene a ver casi todo lo que está siendo premiado de cine cubano es producido por productoras independientes.

Esa era ya una realidad que había. Y ahora por fin los cineastas y las productoras independientes tenían una personalidad jurídica. Ya dejaba de ser algo que existía pero no existía oficialmente. Y esos fueron logros. Pero siempre había una asignatura pendiente. Hay un fondo de fomento, pero si, de ese fondo de fomento, las películas que están premiadas y se realizan después no son exhibidas o se censuran, ya esa es una estructura anómala. Y siempre el problema ha sido ese, que es lo que yo digo: la libertad de expresión es libre o no es libertad. Parece una tautología como la técnica es la técnica y sin técnica no hay técnica, pero es eso. En el momento en el que ya tú empiezas a decir «no, porque esta circunstancia», «no es el momento», «esto no puede ser», ya estás negando la libertad de expresión. Y no es el método. Discútelo, pero no lo prohíbas. Dale espacio a la diversidad. Y eso es lo que se niega aquí.

Y yo estoy ahora muy… motivado — es la palabra — , porque los jóvenes han retomado el espacio de la Asamblea de Cineastas. Surgió de los jóvenes ahora. Y es como una nueva puerta que se abre. Porque yo siento que en estos últimos tiempos, de la pandemia para acá, el cine cubano como movimiento ha sufrido mucho y se ha dañado. Se ha dañado porque muchos jóvenes cineastas, valiosísimos, como Alejandro Alonso, el fotógrafo Raúl Prado, que trabajó conmigo en El mundo de Nelsito, y otros que trabajaron conmigo han emigrado. Están fuera de Cuba.

Ahora que usted menciona el cine cubano, le quería preguntar: ¿usted cree que exista un cine cubano? Porque, para mí, desde hace tiempo, en la cultura no hay algo tal como el cine cubano o la literatura cubana, actuales quiero decir. Para mí está tan disperso todo que a veces no sé si llamarles así.

Pero ese es nuestro cine. Existe. Está ahí. Está vivo. Lo que pasa que es un cine que está dañado, fracturado. Te digo, la cantidad de jóvenes que hay en Madrid, y en Miami también, que están emigrando, actores, directores, fotógrafos… Yo desde hace un rato iba diciendo: de ahí, de esos grupos, van a surgir películas, porque es ley de la vida. Se van a encontrar entre ellos y van a hacer películas. Eso está ocurriendo ahora. Entonces, esta Asamblea ha surgido por el hecho circunstancial de La Habana de Fito, pero va más allá. Es como decir: nuestro cine no puede seguir dañado. Nuestro cine es los que estamos aquí y los que están fuera también, y ese gremio tiene que tener participación. ¿Cómo lo vamos a estructurar y cómo se va a lograr? Vamos a andar el camino a ver qué pasa.

Pero eso es como un nuevo anillo de la espiral de crecimiento que a mí me tiene muy motivado. Y no lo digo con optimismo, porque sé que los cambios aquí no son aceptados y si lo aceptan se demora mucho. Pero por lo menos hay que decirlo. Tienen que escucharnos. Y eso realmente en la Asamblea de Cineastas puede quedar como un hecho insólito y esa es mi motivación, dentro de las estructuras sociales que se mueve en nuestro país. Es una ruptura y es un nuevo lenguaje. Ese nuevo lenguaje que yo, personalmente, estaba pidiendo desde el 27N. Es una nueva manera de enfrentar las discusiones. No puede ser que un material histórico como El caso Padilla, no sé si lo has visto…

No, todavía no lo he visto.

Tienes que verlo. Eso no se puede repetir. Yo pienso que un documental como ese, más allá de sus valores, tiene que ser mostrado en las escuelas. Esa fue una historia oscura, deformante, de nuestra manera de enfrentar la cultura y de entender el país. No se puede repetir. Y eso está ahí como un mazazo. Porque uno lo ha leído, pero la imagen…

Entonces yo creo que estamos viviendo ahora un momento en el cine, particularmente con esto de la Asamblea, que es motivador. ¿Adónde llegará? ¿Qué se conseguirá? ¿Qué no? No lo podemos predecir, pero por lo menos yo voy a participar.

Sí, uno no puede hacerse muchas ilusiones. Porque el 27 de noviembre por lo menos para mí fue decepcionante. Después de todo lo que pasó los primeros días y que de pronto el discurso que salió después fue como «bueno, ¿y dónde quedó todo lo que estábamos pidiendo?»

Pero además, ha ocurrido ahora con la Asamblea, que el texto, el comunicado que sacó el Ministerio de Cultura sobre lo que ocurrió en la primera Asamblea no tiene nada que ver con lo que pasó. Uno dice «pero ¿qué es esto?». Los mismos gestos, las mismas palabras de un discurso ya grabado que no reflejaba para nada lo que pasó. Era lo que debería haber pasado. «Todos coordinamos, fue una reunión de trabajo…», no, no, ahí hubo conflictos. Ahí hubo contradicciones. Bienvenidas las contradicciones. Escuchémoslas. No las escondas.

Además del documental, de La Habana de Fito, ¿de qué más se está hablando ahora en la Asamblea?

Mira, lo de Fito es el detonador. Detrás hay toda una historia. De censuras. Es decir «basta ya», «no más censura». Y luego cómo vamos a enfrentar el espacio de la cinematografía. Una ley de cine. Una política cultural. ¿Cuál es la política cultural? Aquí la política cultural se ejerce, no se discute, porque si tú censuras, tú estás ejerciendo una política cultural. La estás ejerciendo, pero no la dejas discutir.

Ahora que usted menciona esto de la política cultural, me recuerda una película: El ciudadano ilustre, una película argentina de 2017. Me acuerdo porque el protagonista menciona en un discurso hacia el final de la película el tema de la política cultural. Y nada, le digo esto porque es que a mí todo en la película me recordaba Cuba.

Claro, es que la censura existe en todas partes. Ahora mismo en España, que Vox está ascendiendo en los escaños de la política, ya han empezado a prohibir. Por cuestiones de moral, pero por detrás eso es también censura ideológica. En Estados Unidos está todo esto de la corrección política. Incluso han llegado a proponer cambiar textos que ya existían, de novelas, de películas…

Hace poco vi que en Casablanca, cuando Ilsa le dice a Sam «Tócala, Sam, toca As tears go by», le iban a agregar un por favor. Y vi también que en un estado, no recuerdo cuál, iban a prohibir llevar biblias porque contienen textos con sexo, violencia y lenguaje de adultos.

Ahora no puedes utilizar la palabra «maricón» porque es despectiva. Si usted está haciendo una película, y en la época se usaba, cómo no la va a usar. Es la historia. Por eso ha habido discriminación. Pero no la cambies, no cambies la historia. Eso es una deformación. Esa es una mentalidad censora. La mentalidad que deforma la realidad, niega la realidad, y con eso son religiosos, son dogmas. Por suerte, el verdadero arte y la verdadera cultura se oponen a eso.

Bueno, con esto creo que ya cubrí esa parte que me quedaba. Entonces, ya lo último que quiero saber: proyectos futuros. ¿Alguna película en mente…?

Sí. Bueno, un sueño, que es hacer un musical. Pero no sé si lo lograré, no tengo nada concreto. Y concreto sí estoy tratando, porque todavía no lo logro desarrollar, estoy tratando de encontrar el impulso: un largometraje — ya he hablado de esto en otras ocasiones — , que se llama Nocturnos, por el programa de radio. No es la historia del programa. Y si está en la película será ocasional. Pero es un programa que desde los años sesenta está en la radio cubana y ha ido acompañando a distintas generaciones. Entonces yo quiero hacer una película, que comienza en el año 62 y termina hoy. Y los personajes van pasando por distintas etapas. Claro, no voy a hacer toda la historia, va a haber saltos. Ya tengo escrito el tratamiento y estoy en el paso a escribir el guion con todas sus escenas, sus diálogos, etcétera. Pero estoy luchando en esa etapa, de buscar la inspiración y ponerme a escribir.

Yo creo que en los últimos años esto es algo común. Pienso, por ejemplo, en Nido de mantis, aunque empieza desde antes del triunfo de la Revolución. Y el otro día, en la Fábrica, usted habló con una amiga. Nosotros, cuando nos conocimos, hablamos del tema de que yo le había mandado a usted mi guion por correo y tiempo después ella me dijo que le había mandado a leer a un amigo suyo un guion que había escrito y ese amigo se lo había hecho llegar a usted. Y el otro día me enteré de que usted lo había leído — a ella eso se le olvidó contármelo. Y nada… ahora yo estoy trabajando con ella en ese guion que le envió hace un tiempo. Y la cosa de ese guion va de un personaje, que nace pocos años antes del triunfo de la Revolución, y uno lo sigue desde el año 62, que es cuando comienza la historia, hasta los años noventa. Y yo mismo tengo una historia que quiero escribir este año para presentar al Festival (al final terminé escribiendo otra) y que tiene que ver con eso. Y justo ver Madagascar me inspiró un poco para volver a esa historia. Porque es una historia también de tres generaciones y de tres personajes, abuelo, padre e hijo, que arranca antes del triunfo de la Revolución y acaba en los años noventa. Y la idea en general gira alrededor del eterno retorno y de cómo la historia es cíclica y se repite.

No, lo de Nocturnos va por muchos más personajes. También yo quiero volver a contar una historia de amor. Esa sería la que va llevando todo el concepto. Pero es una película muy coral, porque también yo quiero dar las luces y las sombras, y no cómo uno vivió, sino también cómo vivieron otras personas, que por supuesto tienen que sentir lo que sienten. Porque el que estuvo en la UMAP, ahora tiene un golpe… Y es una película muy ambiciosa y muy difícil de escribir, por el temor a ser superficial. Y es también muy ambiciosa porque es una película de tres, cuatro horas. Es como un Novecento, no sé si la viste, de Bertolucci.

No, no la he visto. Pero creo que duraba como cinco horas…

Sí, la versión original tiene cinco horas. Quiero además hacer Nocturnos en blanco y negro. Por una razón, durante la pandemia yo vi todos los noticieros del Icaic, y ahí hay imágenes extraordinarias, que de hecho yo sé que no podré reconstruir nunca, porque no hay presupuesto ni hay nada. Pero yo quiero utilizar esas imágenes no como material de archivo. Quiero utilizarlas como partes de la película. Por ejemplo, reconstruir cuando vino Gagarin aquí. Eso fue bajo un aguacero que se inundó La Habana y aquello era… Entonces yo quiero coger cuatro o cinco planos de La Habana inundada, la gente por ahí, e insertar a los personajes de la película en esos planos, filmarlos como un todo.

Y así con otros eventos. El Festival de los Estudiantes, tú no pensabas ni nacer. Eso fue en el 78.

Mi mamá no había nacido.

Y hay algunas imágenes que son extraordinarias. Pues yo quiero dar toda esa épica, que ya está olvidada.

¿Y eso está en proyecto o…?

Eso está en mi cabeza. Y ahora hacer una película así es muy difícil. Pero yo no puedo dejar de soñar que la haré. Ya yo tengo setentaiocho. Y yo no quiero irme sin hacer esa película. Ojalá la pueda hacer. Tengo que poner todo mi empeño, pero las condiciones no están como para hacerla. Por eso pensaba en la utilización de estos materiales de archivo, porque eso aliviaría bastante, por eso pensaba en hacerla en blanco y negro… Pero igual sería una película larga. Que no es lo mismo hacer una película de cuatro horas, que de una hora y media.

¿Y usted no ha pensado en hacer en vez de una película una miniserie o algo así?

Me hubiera gustado, pero veo más Nocturnos como una película, no como una serie. Es algo que realmente me gustaría ver en el cine.

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