La marca de los signos indelebles
Por: Sender Escobar
Una de las múltiples y acérrimas pasiones de Rafael Acosta es el beisbol. Cabe entonces homologar esta reseña literaria con el noveno inning de un atractivo juego de pelota. En el caso de la literatura o su análisis detallado, si el proceso no guarda intensidad o funciona como aliciente de múltiples emociones, el interés para el espectador (lector), de un intercambio entre jugadores (autor) y público (lectores) sería casi nulo.
Estamos en el noveno inning de un singular juego literario. El pitcher es Rafael Acosta de Arriba quien desafía un poderoso rival al bate: la polémica. Pero no se trata de una polémica que genere disgustos, sino un enfrentamiento digno de observar (leer) al tratarse de un libro llamado: Los signos en mutación del escritor mexicano Octavio Paz, ganador Premio Nobel de Literatura en 1990
Los primeros innings del juego tuvieron lugar en 1991 cuando Acosta dictara una conferencia sobre el reconocido poeta, en la biblioteca matancera Gener y Del Monte. Un año más tarde salió publicado bajo Ediciones Vigía el texto Los signos al infinito acerca del conversatorio iniciado por Acosta de Arriba sobre Paz.
Luego en el año 2010 se presentó en la Casa de México en La Habana el primer libro publicado en Cuba sobre Octavio Paz: Los signos mutantes del laberinto editado por el Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello.
Llega entonces, con el paso de los años, el inning definitorio del juego abierto por Acosta sobre el box del análisis cuando lanzara sus opiniones acerca de Octavio Paz en la biblioteca matancera. Una obra que sucede al volumen publicado en el 2010, con un cambio de título y nuevos señalamientos incorporados por el autor.
Realizar un libro de análisis sobre la obra crítica escrita por Octavio Paz, viene a convertir, en el caso de Acosta, en un pitcher desafiante. Su repertorio de lanzamientos son las opiniones de uno de los más grandes intelectuales de las letras latinoamericanas. Sin lugar a dudas este juego es determinante.
Un detalle propicio de señalar, y a la vez que matiza el interés en esta publicación, es el vínculo entre Octavio Paz y Rafael Acosta: ambos poetas y ensayistas. El acierto ante la similitud de oficios literarios es un valor agregado.
Con prólogo de Luis Álvarez Premio Nacional de Literatura 2017, Los signos en mutación publicada por Ediciones del Lirio y Ediciones Bachiller, de la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí: Rafael Acosta en seis textos dialoga sobre Octavio Paz en diferentes intensidades con análisis precisos.
En la obertura del volumen el autor hace un repaso de sus vínculos y trabajos ensayísticos sobre Octavio Paz, escritor paradójicamente ignorado por la academia cubana, hasta la salida de Acosta al montículo para lanzar un juego inédito en la ensayística nacional. En uno de sus párrafos declara: El libro es, de alguna manera, un homenaje crítico a las miradas pacianas sobre el arte contemporáneo, en medio de sus reflexiones sobre la modernidad y la posmodernidad.
Dividamos la reseña en tres outs que tal vez den la victoria a Rafael Acosta mientras realiza sus picheos.
Fly al jardín izquierdo. La pelota se eleva y surge una parábola. Se conforma la ecuación donde engloba las primeras ideas de Paz sobre las artes visuales. Para desentrañar el pensamiento o la escritura de este autor, Acosta inicia por dar a conocer parte de la biografía y circunstancias que rodearon sus primeros pensamientos, ya sea de carácter anecdótico acerca del sitio donde vivió, cuestiones políticas, sociales u otras opiniones.
Acosta parte de este principio desde las apreciaciones del joven Paz en Ciudad de México, quien interactuaba diariamente con estilos arquitectónicos y obras escultóricas previas a la conquista europea, e incluye con notas biográficas sus paseos al teatro acompañado de amigos y primeros encuentros literarios. De este modo el ser investigado deja de parecer ajeno. No es la figura distante apreciada con la lejanía casi sacra de un Nobel. Corporiza a un joven en quien se gesta el interés por los símbolos y sus significados, como manifiesta Acosta en: Los comienzos de una obsesión.
Se incluye en sentido biográfico las primeras inquietudes y trabajos literarios de Paz con solo veinte años, el futuro Premio Cervantes, manifiesta su carácter exegeta en cuestiones artísticas, que sin duda para el lector presente es una de las claves para denotar la erudición que gozaría el poeta:
En esos mismos días escribió un texto breve, aceptado por todos los estudiosos como su primer ensayo: “Ética del artista”, en el que se refirió a cuestiones relativas a los temas del arte y a los artistas dividiéndolos en dos grupos: los que hacen lo que él denominó arte puro, y los que realizan arte doctrinario, religioso o político, es decir, con funciones y motivos extra-artísticos, una clasificación un tanto curiosa que reformulará permanentemente
Llamativo también es el reflejo del carácter del joven escritor manifestado en el texto. Gracias a la confluencia con importantes escritores mexicanos, Paz refleja sus inquietudes publicando con regularidad y sostiene una búsqueda constante de una mejor creación literaria (poética y ensayística) a través de la autonomía, las experiencias su viaje a Europa, donde visita museos de arte, pero también la crítica constructiva en doble sentido a obras de sus contemporáneos y las propias. En esta manifestación biográfica Acosta desacraliza al creador mexicano y se obtiene una visión más cerca, incluso familiar, del autor de El laberinto de la soledad.
Mientras continúa la bola en el aire llega: El surrealismo, primer estremecimiento; un hecho notorio tanto en la influencia de Paz como en el tema descrito por Acosta en este trabajo es la exploración y contexto de la época descrita: el arribo a México de miles de inmigrantes europeos producto del auge del fascismo en Europa. Entre ellos destacadas figuras de la intelectualidad española y francesa. Tal vez el más mediático de todos los recién llegados a la nación azteca era el poeta francés y padre del surrealismo André Breton.
El surrealismo en su esencia significó para el joven Paz una cuestión de abarcadora libertad, más allá de la militancia o diferencias políticas entre sus exponentes y el mexicano. Sobre ello apunta el autor de Los Silencios Quebrados de San Lorenzo:
El movimiento surrealista unía y combinaba dos términos sumamente fascinantes para el joven poeta mexicano, poesía y revolución, y la entrega absolutamente pasional de sus miembros más conspicuos a la causa intelectual que los animaba, también ejerció un evidente magnetismo en su persona. La tentativa surrealista de encarnar en la historia y, a través de la imaginación y la poesía, propiciar la transformación del mundo, se convirtió para el poeta en el elemento más atractivo y fascinante del movimiento.
Sin embargo, en el trayecto vivencial, Paz experimentaría con esta corriente artística desencuentros que lo llevaron a escribir y calificarlo como una expresión descontinuada y no pragmática, como vanguardia, teniendo en cuenta la realidad del mundo post segunda guerra mundial, o simplemente no lo percibía en la misma dimensión de sus análisis ensayísticos y creación poética.
Los diferentes estados de opinión antagónicos en unos casos y reivindicadores en otros respecto al surrealismo esgrimidos por el escritor mexicano, Acosta los plantea en sentido biográfico, lo cual permite un análisis mesurado y ecuánime de una actitud crítica que resulta cardinal para comprender la obra de Paz en el contexto de los años cuarenta y principio de los cincuenta del siglo XX, centrado específicamente en la creación poética y la crítica de arte.
Una circunstancia manifestada en varios párrafos de manera atrayente por Acosta permea la obra y cosmovisión de Paz: los viajes. Sus diferentes estancias como parte del cuerpo diplomático mexicano abren un espectro cognoscitivo que permiten al poeta adquirir una cultura urbana y profundizar sus concepciones e intereses políticos, así como incrementar su obra literaria gracias a estas experiencias en urbes de Europa y Asia.
Es en El surrealimso… donde Acosta deja la puerta abierta para centrarse por completo en la obra crítica de Paz, una vez familiarizados con su manera de pensar o al menos con la certidumbre de conocer al autor centro de su estudio.
Línea a tercera base. Segundo out. Llega un punto interesante por el cual el Nobel mexicano alcanzó gran prestigio: los ensayos. La crítica es un oficio mirado con recelo a partir de una falsa concepción de que el ejercicio del criterio es solo utilizado como medio de expresión por artistas frustrados.
En esta ocasión el autor del libro plantea antecedentes desde la mirada de notables escritores, para quienes la crítica era un oficio menor, convertida en víctima de los más variados resquemores. En La hibridez del ensayo entre la metáfora crítica y la epistemológica, Rafael Acosta despeja la neblina del prejuicio gracias a Paz. Solventa su opinión como una necesidad cabal para escrutar el mundo artístico a través de la crítica como fin y medio.
Sin la crítica los valores intrínsecos del arte y la posibilidad de identificarlos serían nulos. Acosta torna entonces el ejercicio de analizar en una cuestión fundamental para descifrar los signos y evidenciar los códigos ocultos a plena vista en obras pictóricas o literarias.
Queda definida entonces su necesidad en el siguiente planteamiento: La crítica pertenece por entero al dominio de la razón, aunque también incluye la intuición del artista (…) La crítica en sus afanes exploratorios llega a situarse ante el espejo: sorpresa ante la imagen, abandono de la autocomplacencia, reflejo devastador de sí misma, y es en ese desconcierto donde puede producirse la llamarada de la inspiración.
Es aquí donde Octavio Paz despliega de manera abarcadora sus conocimientos y percepciones sobre el arte como medio transformador. Pero más allá de sus postulados críticos es el estilo de su escritura, la manera de encauzar las ideas donde Paz adquiere la notoriedad ganada con el paso de los años. El mexicano era un poeta multidimensional y esa belleza propia, intrínseca y exacta de la poesía labrada como un artesano de las letras no estaba ajena a sus construcciones en prosa.
En primer lugar, Acosta señala con precisión los elementos que hacen de la obra de Paz, coincidente con el argentino Jorge Luis Borges y ,en segundo, el atractivo de los textos escritos por el mexicano. Sobre ese aspecto señala: se basó, pues, en el pensamiento poético crítico que lo asistía, en su curiosidad infinita y en la herramienta eficaz de la hibridez del ensayo. Pero, también, en una certidumbre: todas las artes fluyen de la fuente común que el propio Paz llamó “el instante poético”.
Dos out en el noveno inning.
Acosta marca el primer strike a la polémica en su último turno al bate con: Los signos dispersos, mirar el arte desde la inspiración poética. Texto centrado en las opiniones de Paz sobre las artes visuales donde traza un derrotero de intereses del escritor mexicano desde obras precolombinas, las primeras en llamar su atención como manifestó con anterioridad, el arte mexicano e internacional.
Denota el autor del presente libro la necesidad de Paz por ahondar en el arte americano, especialmente el precolombino, donde la principal intención de su escritura es detectar lo poético de la forma en los objetos descritos a partir de la razón. En ello Paz sostiene la intencionalidad de separar conceptos entre obra de arte, para la visión europea heredada, y el fin religioso de los objetos creados por los nativos americanos, y las construcciones con varios siglos de antigüedad.
De esta manera presenta al poeta como un buscador incesante, que comienza a separar y definir conceptos artísticos a partir de las diferentes civilizaciones que poblaron Centroamérica. Elemento clave para solventar la identidad y herencia de las culturas precolombinas.
El énfasis de Acosta sobre la visión poética del Nobel mexicano en sus investigaciones y posteriores ensayos sobre artes visuales mexicanas e internacionales, contribuyen a comprender mejor el fin de Paz como autor que descifra y construye el lenguaje invisible de los signos que aprecia.
Strike dos.
A partir de las coincidencias inicia Acosta el penúltimo texto del libro: Marcel Duchamp, desafío y enigma sobre los puntos de vista en común con el artista visual francés por quien Paz se interesaría especialmente.
Lo extraordinario de la obra visual del artista francés tal parece que deslumbra a Paz y la fascinación por el mismo, lo deja claro el autor del presente libro, a partir de los análisis detallados del mexicano sobre la pintura de Duchamp y cómo disecciona por partes la obra de este singular creador.
Acosta también manifiesta su desacuerdo con Paz sobre conceptos de la obra creada por Duchamp, lo cual denota que si bien este libro parte de la admiración hacia el poeta, también contradecirlo aporta coherencia y seriedad en su empeño.
Strike tres.
Tratar de enmarcar a un escritor como Paz en un tiempo o corriente específica sería caer de bruces en un campo de subjetividades, por ello Acosta realiza Una tentativa de generalización entre la relación de modernidad, postmodernidad y las percepciones del autor mexicano. Pero es el arte, específicamente el visual, quien lleva el protagonismo, a juicio de Paz y manifestado por Acosta, y su evolución acorde a las épocas.
Con la lectura de este último texto es perceptible cierta molestia a partir de los desencuentros de Paz con el concepto de postmodernidad. Incluso en un momento clave para la vida personal y literaria de Paz como lo fue recibir el premio Nobel de literatura, aprovechó el escenario para manifestar su diferenciación y análisis sobre este aspecto. Acosta, gracias a su formación como historiador, realiza un interesante bosquejo sobre la temporalidad y el escenario donde transcurren o se gestaron los conceptos de lo “moderno”, y como operó en Octavio Paz su constante labor intelectual en el dilema de las concepciones temporales y artísticas.
Con la victoria gracias a un certero lanzamiento, Rafael Acosta pichea un juego completo transformado en libro. Obra que funciona como un encuentro directo para conocer la dimensión de Octavio Paz. Este nuevo volumen avanza movido bajo dos guías: la histórica y ensayística, al calor de la lectura transformadas en un solo elemento. Los signos en mutación se adentra en el mundo analítico del Nobel mexicano quien, a través de su obra, mutó de ser un nombre para convertirse en una referencia, y provocó el interés que solo pueden generar quienes portan el augurio de volverse un signo, para figurar en la biblioteca pública de la cultura universal.