La Tranka de Cuba

La Jeringa
6 min readNov 14, 2024

--

Por: Haziel Scull Suárez

Ilustra: Angry The Kid

La muerte es una realidad tan pura que ante ella solo podemos desnudarnos con la verdad. Es tan contundente y concluyente, tan incompatible con la experiencia de la existencia que, cuando llega, produce espasmo, desesperación y desconcierto. Pero, si encima se aparece para interrumpir la vida de un joven, de manera trágica para más inri, entonces la muerte se torna en enigma, en show e incertidumbre.

El reparto, un género que se desliga del reguetón clásico a finales de la primera década del siglo XXI cubano, al parecer está marcado por el suceso luctuoso, trágico y misterioso de muertes inexplicables o, cuando menos, marcadas por la desventura. En abril del año 2009, mientras salía de Cuba de manera irregular en una embarcación artesanal, el considerado creador del género, Elvis Manuel Martínez Nodarse, se ahogó en las aguas del Caribe frente a los ojos atónitos de una decena de personas entre las que se incluía su madre. La muerte del intérprete de «La Tuba» y «El Ditú», con apenas 18 años, conmocionó a miles de cubanos, sobre todo de las zonas marginales donde su música tenía mayor presencia y hoy sigue siendo una herida abierta para quienes le auguraban un futuro prometedor. Poco más de diez años después, en julio de 2020, las historias de WhatsApp e Instagram se llenaban de fotos de Daniel Muñoz Borrego, más conocido como El Dany, miembro del reconocido grupo Yomil y El Dany. Su muerte, un aparente accidente cardiovascular, fue considerada por sus fans como negligencia e incluso se llegó a rumorear que fue un homicidio premeditado. Las intrigas se aceleraron tras ser enterrado inmediatamente sin velatorio de por medio. Esa tarde se dieron cita, primero en el hospital Calixto García y luego en el cementerio Cristóbal Colón, de La Habana, artistas, productores y público en general para acompañar hasta su morada final a una de las voces más carismáticas del género, apagada con solo 31 años.

Cuatro años después, el 4 de octubre de 2024, saltan a los titulares la noticia de que José Manuel Carbajal Zaldívar, conocido como El Príncipe mientras integró el popular grupo Los 4 y luego como El Taiger durante su carrera en solitario, había aparecido herido de bala en el asiento trasero de una camioneta Mercedes Benz en la ciudad de Miami.

En torno a los sucesos, que incluyeron en un inicio la presunción de intento de suicidio, su calvario en el Jackson Memorial de Miami, las veladas organizadas por sus fans, las reacciones de representantes del género y su fatal desenlace; estuvieron acompañados de decenas de noticias a diario. En Cuba, que se debatía entre horas de oscuridad y resistencia, llegó a escucharse como un coro único «El punto», último hit de La Tranka, como también era conocido Carbajal. Después de anunciarse su muerte, el 10 de octubre, a los 37 años, provocó que se incrementara el seremillar de homenajes al intérprete de «Habla, matador»; «El tumbao del vecino» y «Marca Mandarina».

El Taiger había debutado en el año 2006, dándose a conocer como El Príncipe, voz principal de Los 4, grupo dirigido por su primo Jorge Hernández Carbajal, popularmente, Jorge Junior. Son de aquella época, y hasta el 2011 que sale de la agrupación, temas tan reconocidos como «Fresa y Chocolate» y «El oro es mío». Con Los 4, El Príncipe llevó el concepto de la moda a la escena marginal del reparto, marcando una pauta disrruptora musical y escenográficamente tras cada presentación.

Cuando en el 2011 comenzó su proyecto personal junto a Damián Aguirre Pérez, Los Desiguales, la música urbana en Cuba dio un giro notable con la irrupción del fashatón, un estilo del que José Manuel fue el principal representante. En diciembre del 2014, Los Desiguales lanzan su disco «Los más fashion», en el cual integran la base clásica del reparto con la electrónica, creando un ambiente y un swing en el que la moda, el estilo europeo como empiezan a llamarle, resultó protagonista. Fue la primera vez que se tuvo idea de performance en el género y sentó un signo distintivo en los consumidores.

Tras conocerse la noticia de su ingreso al Jackson Memorial, comenzaron a realizarse veladas en la propia puerta del hospital, en La Habana y otras zonas de Cuba. A las pocas horas comenzó a circular el nombre de Damián Valdés-Galloso, tras descartar la teoría de suicidio, quien estaría implicado en lo que ya la policía consideraba un homicidio en toda regla. El viacrucis a partir de ese momento para El Taiger y sus allegados estuvo rodeado de polémicas que dividieron al exilio y a los cubanos dentro de la isla.

La semana que transcurrió entre su ingreso y su fallecimiento se revivió el proceso de agonía vivido por Polo Montañéz en el hospital Carlos J. Finlay en La Habana del 2002 y su trágica muerte recordó a la de Chano Pozo, asesinado en Nueva York en diciembre de 1948. Sin embargo, en el caso Taiger, se encuentra no solo el homicidio y el misterio, también entran en juego su juventud, su manera de entender y gestionar sus decisiones en la vida, la orfandad en la que quedan sus hijas y el recuerdo de un innovador. Durante esos siete días, se vivió con los comentarios sin tapujos del influencer Alexander Ota Ola, las reacciones de El Divo de Cuba y Cary Cruz, el dolor de Oniel Bebeshito y Damián, su excompañero en Los Desiguales y las canciones que hicieron popular a José Manuel. En Cuba resultó incluso llamativo como la dirección de la UJC, el Instituto Cubano de la Música y la esposa del presidente de la República reaccionaron con aflicción y enviaron mensajes de respeto a su figura. Su velatorio, curiosamente realizado a féretro abierto, se llevó a cabo en la Iglesia de San Lázaro, en Hialeah, Miami, para posteriormente ser cremado y traído a Cuba por Jorge Junior. En La Habana el servicio fúnebre se realizó en la Sala Juan Formell del centro cultural El Sauce el viernes 25 de octubre desde donde partieron sus cenizas para ser depositadas, definitivamente, en el panteón familiar del cementerio Cristóbal Colón.

Mientras todo esto acontecía, el pueblo, sus fanáticos y quienes por primera vez ponían el oído en su música, no dejaban de lamentar un suceso que paralizó a miles de personas. En cada esquina de la ciudad, en cada moto o transporte público sonaba cualquier canción de El Matador. «Eso es bola», «El hilito rojo» o «La cura» volvieron a estar en el número uno de la preferencia popular. Las siglas LBMA (La Bestia, la Machine, el Animal) que él siempre utilizaba, estaban por todos lados y no sorprendió que apareciera en la avenida 51, del habanero municipio de Marianao, un mural con su rostro, realizado por el artista Arley Valdés. Evidentemente, El Taiger no iba a dejarse ir tan fácil.

Queda, tras la detención de Valdés-Galloso en Nueva York, saber qué sucedió realmente en la noche del 3 de octubre y la madrugada del 4 con José Manuel Carbajal. Amén de las especulaciones y las razones ajenas a su carrera musical que pudieran haber llevado a este desagradable desenlace, es necesario aclarar los misterios que rodean la muerte, el asesinato, de quien será recordado siempre como La Tranka de Cuba.

--

--

No responses yet