Las «Abuelas y abuelos prestados»

La Jeringa
6 min readNov 14, 2024

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Por: Lisandra Ronquillo Urgellés

Cuando el fotógrafo estadounidense Richard Avedon contó su anécdota Perros Prestados, describió sus retratos de familia casi como un ritual. Lo único propio era la sonrisa y la ropa que llevaban puesta. Detrás de él, su hermana y su madre figuraban los autos y las casas de otros. En un año posaron con 11 perros, una simulación de algunos segundos registrada para la eternidad. «Todas las fotografías en nuestro álbum familiar fueron construidas en torno a una cierta mentira sobre quiénes éramos, y revelaban la verdad sobre quiénes deseábamos ser», confesó.

Para la artista Moník Molinet este relato fue el punto de partida para una serie fotográfica que conectó su historia familiar con otras nueve vidas. Abuelas y abuelos prestados le permitió crear memorias que nunca tuvo. A diferencia de Avedon, la cubana experimentó la intimidad y cercanía de convertirse en nieta por unos instantes. Lo único que delata su condición de intrusa es la ruptura de la cuarta pared, una mirada clavada en el lente mientras la escena transcurre con naturalidad.

Fotos: Cortesía de Moník Molinet

«Tenía preconcebido que quería exponerme a vivir recuerdos ajenos apoyándome en mi formación de actriz. Quería construir proyecciones de deseos personales, cosas que me hubiera gustado poder vivir con mis abuelas y abuelos. Quería tratar de entender este tipo de relación específica más a fondo, generar memoria inexistente. La naturaleza de la obra es completamente experimental y yo estaba abierta a eso».

Los autorretratos muestran la belleza, la complicidad y la ternura a través de nueve actores y actrices. Al mismo tiempo exponen sutilmente la crudeza de ser un anciano en Cuba. Aunque la serie no se centra en este dato, el Centro Nacional de Estudios sobre Población y Desarrollo reconoció que en 2030 será el país más envejecido de América Latina. Por eso, la diversidad de rostros y hogares escogidos por Moník Molinet invitan a pensar cómo las crisis económica, migratoria y social impacta en los adultos mayores.

«Lo que obtuvimos resultó emotivo para mí y para mi equipo, la mayoría mujeres sensibles y tremendas profesionales. Descubrimos todas y cada una de las nueve personalidades de nuestras Abuelas y abuelos prestados, sus hogares, su realidad en un contexto complejo, escuchamos sus historias, jugamos cartas, nos tiramos a la siesta, hablamos de su salud, de sus nietas y nietos, comimos, tomamos café, nos reímos, lloramos… Creamos un camino para conectar con lo humano, enaltecerlo, celebrarlo, convertirlo en una imagen que regalarle al espectador en tiempos particularmente áridos, de incertidumbres y apatías».

A partir del 17 de noviembre y hasta febrero del año próximo, Malecón Art 255 acogerá la muestra personal como parte de la 15 Bienal de La Habana. Durante cuatro meses, Abuelas y abuelos prestados incluirá espacios dónde el arte, la comunicación y la psicología dialogarán sobre la tercera edad. Junto al Centro Memorial Dr. Martin Luther King Jr, la artista propone combinar el disfrute de los retratos y la ayuda a estas poblaciones vulnerables: ambos sitios funcionarán como punto de recolección de donativos para centros y hogares de ancianos en todo el país.

La obra de Moník Molinet se caracteriza por el activismo feminista y el tratamiento de temas como las masculinidades, el mito del amor romántico y las corporalidades diversas. Hace más de 10 años la fotografía le propicia la búsqueda y el escrutinio de la identidad humana.

Las Abuelas y abuelos prestados fueron posibles gracias al trabajo colectivo de Lena Hernández Rodríguez y Carla Franco en gaffer y video, el estilismo de Pavel Marrero y la producción de Karla Batte. También contribuyeron el director de Vedado Films, Rafael Vega Rivera y en el casting Libia Batista Mora. A la convocatoria asistieron más de 100 personas que respondieron una pregunta clave: ¿Cuál es tu mayor fortaleza como abuelx? Entonces comenzó la magia entre la fotógrafa y sus personajes, a cargo también de la directora de actores Arianna Delgado Consuegra.

«Fue un casting hermoso, pero muy difícil porque son personas vulnerables, la mayoría viven alejados de sus hijos y nietos. La mayor fortaleza de este proyecto estuvo en conocerlos y adentrarnos al menos por unas horas en sus vidas, escucharlos, ayudarlos a revivir momentos únicos que quizás nunca tuvieron con sus nietos», explica la actriz.

«La serie me parece de una belleza y una sensibilidad artística increíble. Fue una complicidad que creamos juntas. Yo fui como una especie de moderadora de emociones. Desde el principio ella sabía lo que quería y me lo transmitió porque necesitaba empatizar con estas Abuelas y abuelos prestados. Creamos historias de familia lo más reales posibles, tanto para ellos como para Moník».

La creadora, formada en la Academia de Bellas Artes de la Universidad de la Ciudad de México, asumió la muestra desde dos puntos de vista: la ruptura de la cuarta pared y el recurso «Verfremdungseffekt» (Efecto de extrañamiento o distanciamiento), creado por Bertolt Bretch. Su formación de artes escénicas en la Escuela Nacional de Arte de La Habana influyó en el proceso de inmersión en estas familias prestadas.

«Para hablar de mi necesidad de forzar los límites del arte y vivir memorias construidas en primera persona con Abuelas y abuelos prestados, el recurso de la cuarta pared era perfecto, me permitía sumergirme, experimentarlo. Para hablar del obstáculo que representa vivirlo teniendo que fabricarlo, era necesario el «Verfremdungseffekt», que buscaba confrontar directamente al espectador y sacarlo de un mundo ilusorio», afirmó Moník Molinet.

«Revela mucho de los procesos que conforman a la obra, toda su estructura. La búsqueda personal, la inquietud, la carencia, la aplicación de recursos del arte y puesta en escena como propuesta de solución, mi evolución por el desarrollo de las escenas… Muestra la verdad dentro de la representación, que se había establecido como verdad en la narración de la obra, son conceptos de la metafotografía»,

Además del formato digital, el uso de la cámara analógica implicó para la artista un proceso físico y frágil, una imagen más exacta y mucho menos flexible en postproducción. «Se acercaban más al acabado que tenían las fotos de mi infancia», agregó.

Desde su concepción el proyecto abrazó una mirada crítica sobre los mundos fabricados. Se propuso luchar con muchos sesgos y estereotipos en la elección del título, sus protagonistas y cómo representarlos. La toma de decisiones involucró a todo el equipo en función de un discurso más justo, igualitario e inclusivo.

«Desde mi perspectiva la mayor fortaleza de mis Abuelas y abuelos prestados es que fueron ellas y ellos mismos, sin despojarse de todo eso que los hace humanos, nos abrieron las puertas de sus hogares, vestían sus ropas, nos compartieron historias, los retratos de sus nietxs».

Richard Avedon sonreía ante el lente y el fondo permanecía anacrónico ante la vida compartida con su madre y su hermana. Como le confesó al escritor Truman Capote, incapacitado de retratar con los ojos, usó las cámaras para indagar en la condición humana. No hacía un registro social sino un análisis psicológico.

Los ojos de Moník Molinet aman a sus Abuelas y abuelos prestados con la misma intensidad que percibe sus ventiladores, la silla de ruedas, el fogón, los perros. La mirada atraviesa al espectador, que como ella es un extraño en la imagen. Aunque no lo sepamos la vemos a ella y las memorias que ahora existen, solo en esa dimensión analógica. Al final, como ella asegura, «el autorretrato siempre es una representación exacta del retratado».

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