Los Loynaz y la Carta-Plegaria por Cuba*

La Jeringa
2 min readJan 22, 2022

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Por: Hilberto Nistal Zaldívar

Dulce María Loynaz

San Martín de Loynaz fue un misionero católico de origen Vasco que a finales del siglo XVI decidió emprender viaje hacia Japón para ayudar a los más desfavorecidos. Estuvo realizando tareas evangelizadoras en Nagasaki Kioto y Osaka. En 1597, por intolerancias de las autoridades japonesas, murió crucificado en Japón en el año 1597.

Cuatro siglos después, en 1997, murió Dulce María Loynaz su “humilde y mínima parienta.” Este parentesco lejano pero legítimo sumado a la ferviente fe de Dulce María la llevan a escribir “Carta-plegaria de Cuba a San Martín de Loynaz y Amunabarro.”

Esta misiva, además de un altísimo valor literario, constituye una verdadera declaración de cubanía por parte de la autora.

La isla niña ha envejecido siglos en apenas dos lustros: sobre la curva de la espalda lleva una carga de pecados propios y ajenos que casi pesan más que las desgracias. De nada vale discernir quiénes los cometieron: de todos modo será ella la que lleve la carga.

La isla tiene sed: también el cielo le ha negado el agua. Pero no es la falta de agua, ni la falta de pan si el pan faltase; te aseguro que el animo no flaquearía por eso. Es la falta de amor, de caridad, es la ambición de unos y la torpeza de otros y la soberbia, la soberbia de todos.

Con este fragmento invito a la lectura del texto escrito en el 1962. La autora, caracterizada por infligirle a toda su obra una sensibilidad extraordinaria, en esta ocasión escribe en tono de súplica familiar.

*Publicado originalmente en Vida Cristiana.

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