Más allá del espacio pictórico en la obra de Adonis Muiño Romero
Por: Melanie Julien Pérez
Recurrir a la obra del artista de la plástica contemporánea cubana Adonis Muiño Romero suscita sucumbir ante un prolífero y emocionante universo visual enriquecido por un incansable y auténtico genio creativo. La Escuela de Instructores de Arte fue un espacio que le permitió entrar en contacto directo con la creación y el mundo artístico. Además, obtuvo una licenciatura en la carrera de Comunicación Social y ha cursado numerosos postgrados entre ellos de fotografía, diseño y guion cinematográfico, los cuales han colaborado a perfilar y consolidar su proyección artística.
Al apreciar su producción el espectador no queda exento de pausar su recorrido visual en cada pieza, para establecer un diálogo con el poderoso factor subjetivo, del cual es vulnerable su colección. No hay cabida a la reproductibilidad en la obra de Adonis Muiño Romero, el artista busca en todo momento concebir desde sus proyectos creativos un medio propicio a un fin comunicativo. Más allá de la excelente factura y la calidad que acompaña a su pintura, la satisfacción de poder aplicar el sentido analítico e interpretativo a su producción dota de mayor atracción e interés a la misma.
Sus pinturas preconizan el resultado de un singular proceso, especie de ritual para el artista, que trasciende el simple hecho de crear un espacio dispuesto para el goce de una experiencia estética. Adonis concibe el acto creativo como una terapia que le aporta grandes cuotas de satisfacción física y mental, por lo cual se ha convertido en la compañía insoslayable de su cotidianidad. No concibe como un día provechoso en el que no logre concertar un encuentro con los ricos empastes de óleo, las grandes capas de pintura, pinceles, lápices, espátulas, escobas de mano y todo recurso que contribuya a lograr su propósito fundamental: un arte libre, espontáneo, sincero, comunicativo y reflexivo.
Hay una gran variedad de propuestas temáticas y técnicas visibles en su obra. El artista se encuentra en constante evolución de sus modos de creación, los cuales procura superar en cada paso y no permanecer estático sobre una única línea de producción. Experimenta con nuevas fórmulas que le permitan aprehender el objeto artístico de una manera más fidedigna a sus propósitos. Son reiteradas las ocasiones en que Adonis logra con gran ingenio descontextualizar imágenes aleatorias que quedan prendidas a su memoria. Dicho esto, es usual reconocer cualquier elemento visto anteriormente en revistas, Internet y entre otros medios, adaptados a una escena en la cual vuelven a resurgir y son reinventados por el artista con el propósito de debatir sobre algún aspecto, señalizar algún suceso o contar alguna historia desde sus experiencias y análisis, pero, sobre todo, creado sobre la base de un lenguaje muy propio.
Las producciones de Adonis Muiño han tenido notables variaciones temáticas y técnicas desde el comienzo de su trayectoria artística. Sin embargo, una constante fijada a su creación ha sido el especial interés en recrear, a través de lo pictórico, espacios propicios para el debate. De esta manera el espectador a través de su obra puede conectar con un estado de ánimo, con una situación a veces de conflicto, otras de ocio, un poco de humor, sátira y críticas constructivas, entre otras variantes que convergen dentro de su colección.
Para conseguir estos ricos propósitos localizables en su obra el artista no acude a un excesivo abigarramiento cromático, ni se detiene en reparar con recelo en cada detalle de los motivos que dan vida a su pintura, sino que, desde el propio título de la pieza, acompañado de un oportuno simbolismo, logra captar la esencia de su arte.
La soledad aparece como sentimiento protagónico de muchas de sus escenas, personajes devorados por el medio social y tratamientos precisos de cada atmósfera, tributan a impregnar de un certero y místico lenguaje expresivo cada pieza del artista. Pareciera Adonis Muiño querer, ante todo, ofrecer un punto neurálgico donde se fusionan disímiles conexiones del amplio espectro del pensamiento humano y sus consecuentes actitudes en la actualidad.
El tiempo de confinamiento por causa de la situación epidemiológica de la Covid-19, ha sido bastante frustrante y ha propinado una paralización o postergación de disímiles proyectos de los creadores visuales y para el mundo del arte en general. Sin embargo, la obra del artista Muiño ha proliferado en este período y ha dado lugar a una serie de pinturas que surgieron de una manera casual, casi accidental, por lo cual son portadoras de un especial atractivo.
Paisajes atemporales es el nombre que contempla esta colección concebida desde momentos tensos y difíciles dado el contexto de su creación. Funcionó como un medio donde supo canalizar sus vivencias y energías hacia lo pictórico y materializar parajes añorados, estados de calma, lugares existentes o inexistentes, construidos o deconstruidos y en general espacios para indagar con una infinidad de posibles incógnitas que pueden surgir al apreciarlos. La mancha de color dispersada libremente sobre su soporte se convierte en el punto de partida que va configurando las distintas zonas de estos idílicos parajes. A su vez, esta gran serie, en la cual el artista aún no ve final, se encuentra subdividida en distintas secciones; tres de estas serán expuestas próximamente tituladas: Cartas desde mi interior, Currículum de un viajero e Indicios. La galería Antonia Eiriz será el espacio que acogerá la exposición de estas piezas.
Adonis Muiño, además, forma parte de La Asociación Hermanos Saíz (AHS), lo cual ha ayudado a impulsar su producción hacia plataformas más visibles. Por otra parte, en noviembre del año 2020 estuvo a cargo de una gran exposición colectiva con artistas jóvenes de la AHS titulada Hay más caminos después del abismo y a raíz de esto labora como especialista principal de Artes Plásticas en la Madriguera. Su obra ha sido expuesta internacionalmente en países como Polonia y Estados Unidos en el transcurso de este año. También, la Bienal de Cuba dará cabida a la obra del artista, quien compartirá esta experiencia junto a otros exponentes de las artes plásticas.
Las producciones de Muiño, como ha referido el artista en disímiles ocasiones, funcionan para él como una terapia, son concebidas desde el disfrute y el placer que le infiere el proceso creativo. En este sentido, apreciar su obra en su totalidad supone quedar atrapado en estas sensaciones de reflexión y sosiego ante la contemplación de obras espontáneas, liberales e inspiradoras.
Su incesante genio creativo se expande constantemente y lleva su punto de mira hacia muchos de los principales escenarios que afectan a la sociedad cubana actual. En este sentido, su obra capta mucho de la picaresca criolla de la Isla, historias, imágenes y símbolos aprovechables a distintos enfoques.
La crítica social es una de las temáticas abordadas por el artista desde un humorismo inteligente y conveniente a la situación representada; algo que Adonis reconoce haber aprendido del maestro y referente de la plástica cubana Lázaro Saavedra. Es decir, su obra es exponente y defensora de las inquietudes que atañen al hombre de hoy día, desde el punto de vista político, económico, interpersonal y laboral. Hay una gran diversidad de conexiones que se van dando en su progresiva producción. Pudiera contemplarse su creación como un estudio artístico de disímiles factores sociales y humanos analizados desde sus experiencias, lo cual queda acompañado de una excelente factura compositiva.
Por estas razones, más allá del espacio pictórico, en su obra habitan vivencias, sensaciones y experiencias. Es un exhaustivo y abarcador panorama que da visualidad a los azares de la existencia humana. Resulta todo un reto, aunque sin dudas, satisface en gran manera apreciar sus creaciones y ser parte de este mundo recreado por un artista que no persigue fórmulas mercantiles, no reproduce, ni se guía por patrones técnicos o temático prestablecidos, sino que ofrece a sus espectadores un arte totalmente auténtico y sincero de acuerdo con sus propósitos creativos.