Olivia Torres: “todo producto humano es reflejo de su condición”
Por: Emmanuel Montes Álvarez
Si algo marca la pintura de Olivia Torres Díaz, es su constante alusión al paisaje. En su primera serie de cuadros “Erosionando”, con la que se graduó de la Academia de San Alejandro, todos giraron alrededor del paisaje urbanos: direcciones de La Habana, específicas, donde había algún que otro edificio en ruinas, destruido. En su segunda serie “Quiero una casa rodeada de árboles” fueron paisajes más bucólicos, idílicos de cierta forma. Estas dos series se enmarcan dentro de su línea abstracta. En cambio, la serie *Microcosmos”, desde unos paisajes en miniaturas, retrata lugares específicos de la Universidad de las Artes, ISA. Para conocerla un poco más a fondo, aprovechando que otro proyecto suyo — que fue seleccionado en la más reciente edición de Post-It y que también aborda el paisaje como vía de expresión — fue seleccionado por la primera convocatoria del Fondo de Arte Joven, nos acercamos a ella:
¿Cómo son tus comienzos en el mundo del arte, cuándo supiste que te dedicarías a pintar?
Mis comienzos podría decir que se remontan a mi infancia, transitando por todas las etapas de mi vida hasta hoy, lo que por supuesto, no me referiría a estos primitivos como “comienzos”, más bien los asumo como momentos importantes de descubrimiento que fueron trazando el camino. De manera decisiva y profesional, la academia San Alejandro, fue el punto de partida para adentrarme en el mundo del arte y la creación. En este comienzo, y quizás un poco antes, puedo asegurar que la pintura ha sido el epicentro de mi obra. A pesar de que en ocasiones experimenté otras formas como la fotografía, la escultura, el grabado, etc., siempre regresé a la pintura. Claro está, no pienso limitarme a ella. Actualmente me encuentro experimentando con nuevos materiales sobre los que pueda sustentar el discurso.
¿Qué concibe Olivia Torres como “creación artística”?
La creación artística no tiene una única forma o fórmula definida. Pero podría decir que, lo que sea producto de nuestro hacer, resuelto a través de nociones filosóficas, estéticas, artístico/técnicas, que pase por el filtro de la percepción humana y nos invite a la reflexión, que provoque, cuestione, evoque, es la creación artística.
En tus exposiciones y en tus participaciones en eventos puede notarse que, en tu trabajo, hay una marcada alusión a paisajes desde tu propia concepción del paisaje, por supuesto, tanto citadino como rural. ¿Qué es para Olivia Torres la representación del paisaje?
Para mí el paisaje es un conector que une todo; es un documento lleno de información a través del que se puede indagar sobre cuestiones que van de lo general a lo particular o viceversa. Sobre todo, me llama la atención el paisaje donde exista huella humana, manipulación del hombre. Al fin y al cabo, todo producto humano es reflejo de su condición, de sus inquietudes. A través de su relación con el entorno es posible descifrar esas meditaciones que lo llevan a actuar de una manera sobre el espacio que habita. Incluso los paisajes donde quizás no haya indicios de un rastro humano, el solo hecho de pasar por mi filtro como creadora para presentarlo a un público que también tiene su propio filtro, puede generar intercambios, evocar momentos, pensamientos.
¿En qué difieren los paisajes de tu primera serie Erosionando a los de tus siguientes trabajos?
Erosionando fue mi primer enfrentamiento con el paisaje, pero desde una perspectiva opuesta a lo se podría asociar con uno. Decidí romper el hielo con mi entorno inmediato buscando los indicios de la huella humana asociada a la dejadez, la apatía, la falta de interés por su ambiente. Pero dotando a esta serie con los colores saturados propios de los lugares que refiero y desde una perspectiva que roza con la abstracción. Poco a poco decidí acercarme a un paisaje más figurativo, ya que los códigos y objetivos que estaba persiguiendo no había otra forma de llegar a ellos que no fuera de esa manera. Incluso el cambio de formatos también fue un aporte importante dentro de mis tránsitos en el paisaje.
¿Por qué puede apreciarse en Olivia Torres una evolución (o no, en dependencia de cómo lo interpretes) de la pintura abstracta al paisaje más detallado, realista, que se aprecia en tus miniaturas?
No sé si hablar de evolución, ya que son dos lenguajes diferentes. Intento asociar esto más bien con cambios en mis percepciones. Por un lado, con los paisajes abstractos buscaba más soltura en mis maneras, más desenfado, yendo un poco en contra de mi personalidad. También miro a estos paisajes como un ejercicio o deuda conmigo para descubrirme. Por otro lado, el paisaje figurativo también supone un reto, multiplicado por el formato de la miniatura. Fueron dos polos opuestos, y llegar a cada uno de ellos es la forma que encontré para explorar mis capacidades tanto técnicas como reflexivas y solucionarlas.
¿Qué motiva a Olivia Torres a trabajar el paisaje? ¿A visibilizar sus inquietudes a través tanto de la naturaleza como de la ciudad?
Cuando voy a trabajar sobre el paisaje, cualquiera de las dos vertientes, es porque están en función del discurso que estoy desarrollando. En el paisaje encuentro códigos que intento descifrar, o al menos compartir mi visión sobre ello. Veo el paisaje como algo vivo y cambiante. Me llama la atención lo que pudo ser alguna vez, lo que es hoy, y en que podrá convertirse, sobre todo donde haya presencia humana. Por ejemplo, elementos como el cielo, las nubes, me hacen pensar en lo omnipresente. Son ideas que cambian su forma, color y estado constantemente, y me remiten a cualquier lugar y a cualquier momento. Así pasa con el resto de los elementos que muchas veces mutan también a causa del poder que sobre ellos ejercemos.
¿Puede decirse que todavía Olivia Torres es una artista en evolución y crecimiento?
Pienso que sí, lo soy ahora y lo seré siempre. Un artista no da por sentado lo que es. Está en su naturaleza descubrirse constantemente y hacer algo con ello. En lo personal me interesaría experimentar otros lenguajes, soportes, todavía no sé de qué manera, pero sí estoy dispuesta a asumir nuevos retos.
¿Qué significa para ti haber sido seleccionada en esta primera convocatoria del Fondo de Arte Joven (FAJ)?
Cuando me presenté a la convocatoria lo hice, como todos, con la intención de buscar los fondos para desarrollar un proyecto que ya tenía iniciado hace aproximadamente un año. El tener ahora la posibilidad y las facilidades es un aliciente para continuar con este trabajo. Significa mucho también desde la perspectiva de que el camino que decidí recorrer no estaba errado y fue premiado con esta oportunidad. Por supuesto, aportará muchísimo en este momento de mi carrera como artista emergente.
¿Cómo valoraría Olivia Torres, como artista joven aún, el trabajo que se lleva a cabo con los jóvenes artistas? ¿Siente que hay espacios para ellos, oportunidades, o no?
Los artistas más jóvenes estamos en constante trabajo, buscándonos, produciendo, e intentando insertarnos en el circuito de buena manera. Gracias a que existen concursos como Post-It, artistas jóvenes pueden competir por ganarse un espacio dentro de una de las muestras colectivas más importantes dentro del arte emergente. La iniciativa del Fondo de Arte Joven también es una oportunidad irrechazable ya que está mirando hacia los más jóvenes. Sin embargo, al momento de buscar espacios físicos, para estos jóvenes se podría decir que es mucho más engorroso. Creo que podría hacerse mucho más en este sentido
A corto, mediano y largo plazo, ¿Cuáles son las perspectivas y proyectos de Olivia Torres? ¿Algún propósito en específico?
En estos momentos mi plan y objetivo más puntual es retomar mi serie “Ataraxia”, gracias al apoyo del FAJ, y continuar desarrollándola. Sin embargo, sigo trabajando en otras series inéditas a las que también les estoy dedicando tiempo, a la vez que concluyo otras. Soy muy inquieta en ese sentido. Una vez culminadas todas, claro está, mi objetivo sería sacarlas del espacio de mi taller y presentarlas en otros.