Para que no seas tan “hombre”
Discurso de género: masculinidades en las artes visuales cubanas.
Por: Camila Zorrilla
Discurso de género, masculinidades
Todo discurso con intereses políticos y mediáticos confronta un problema ético. Es necesario indagar en la verosimilitud de lo que se cuenta si el objetivo es transmitir a una mayoría determinada. Se deben cubrir los vacíos gnoseológicos más inmediatos a través de una comunicación segura, teniendo en cuenta las capacidades del orador para inspirar confianza a sus receptores. Estos preceptos son fundamentales a la hora de tratar un tema tan polémico como el discurso de género, puesto que en él intervienen aspectos enfáticos de diferencias y rangos entre los grupos binarios, aunque dichas diferencias sean analizadas desde una perspectiva reivindicadora.
Cada día son más las voces que intervienen en el panorama actual para de contribuir a la lucha por la igualdad de género. Los movimientos feministas se han encargado de visibilizar un discurso, en su mayoría educativo, que promueve el empoderamiento de la mujer, haciendo especial énfasis en los distintos procesos de subordinación y marginación hacia este sector. Persiguen la toma de conciencia tanto individual como colectiva. Sin embargo, no es el discurso feminista quien ataña a este texto, aunque el tema a desarrollar le incumba de manera directa.
El avance de las investigaciones sociológicas dio paso a nuevas interrogantes en torno al subdesarrollo ideológico del patriarcado. En la década de 1980, en Estados Unidos, se inició un análisis de este fenómeno desde otra perspectiva: el origen y aprendizaje de la masculinidad. Este se extendió en varios países de Occidente como un nuevo modo de entender el comportamiento machista de las sociedades, y permitió la conceptualización de una “masculinidad” expresada en su conjunto de masculinidades.
Para abundar en los caminos del género nos apoyaremos del concepto brindado por el profesor Julio César González Pagés, quien lo define como una construcción histórica y sociocultural que adjunta roles, identidades, valores y producciones simbólicas a hombres y mujeres, incorporados a estos/as mediante los procesos de socialización.[1]
El término “hombre”, lo mismo que “masculinidad”, refieren a una ficción cultural, a una convención de sentido que ha producido y produce una serie de efectos sobre los cuerpos, las subjetividades, las prácticas, las cosas y las relaciones (Núñez Noriega, 2016). Al ser entendido dentro de una generalidad, propicia comportamientos justificados mediante la naturalización. Al mismo tiempo, contiene determinados límites o posturas encargadas de incluir y excluir a los sujetos. Es por ello que son comunes frases como: “yo soy un hombre de verdad”, “aquel está un poco flojo”, “compórtate como un hombre”, etc.
El modelo de masculinidad hegemónico impone una serie de retos a los hombres; asumir la responsabilidad económica y moral en la familia es uno de ellos. Los varones son socializados desde edades tempranas para responder a expectativas sociales de forma enérgica, donde el riesgo no debe ser evitable o prevenible, sino enfrentado y superado cotidianamente (González Pagés, pág. 87. 2010). Esto fomenta la falta de autocuidado, así como la frustración ante el incumplimiento de lo estipulado por la sociedad.
A lo largo de la historia se ha favorecido el desarrollo de una cultura hegemónica que recurre a prácticas e ideologías basadas en la violencia tanto física como psicológica. Muchas de ellas se expresan a través del heterosexismo, la homofobia, el clasismo, el racismo, etc. Todo aquel que desestructure o transgreda dicho fenómeno (hegemónico y heteronormativo) se convierte de inmediato en un extraño moral con destino a ser “corregido y normalizado”. Por tanto, el origen de la masculinidad es entendido como un proceso de aprendizaje necesitado de intervenciones inmediatas, pues la competitividad y la violencia como estrategias de solución de conflictos afectan tanto a hembras como varones.
El discurso de género permite avanzar en el camino hacia sociedades más inclusivas. En este sentido, el arte, como catapulta social, cuenta con disímiles representantes de la problemática. Si bien el discurso feminista alcanza mayor protagonismo por su carácter inmediato, la proyección de las masculinidades también logra un espacio, en ocasiones como elemento de crítica, en otras a modo de planteamientos, reflexiones y nuevas miradas.
Masculinidades en las artes visuales cubanas
En Cuba gran parte de los artistas contemporáneos se interesan por el tema y se convierten en promulgadores activos del discurso. Si bien el cine es uno de los medios artísticos más destacados en el desenvolvimiento de los problemas de género, las artes plásticas también alcanzan un rol protagónico en este sentido. Por tanto, centraremos como temática principal: la representación del sujeto masculino, a partir de la construcción ideológica del hombre heterosexual, en las artes visuales contemporáneas. Para ello se realizará una selección de artistas cubanos, con determinado alcance en redes sociales y, por ende, en público joven que, a fin de cuentas, es la principal esperanza del cambio.
El marco temporal de este estudio se limita a los últimos diez años (2012–2022). A pesar de ello, se considera importante destacar un antecedente de este discurso entre los creadores cubanos del pasado siglo por su relevancia y peculiaridad. Se trata del humorista, pintor y diseñador Santiago Armada Suárez (Chago).
Desde una época tan temprana como los años sesenta, Chago refleja sus preocupaciones en torno a la concepción machista de la sociedad cubana. Aparecían con cierta frecuencia en sus tiras humorísticas, la violencia intrínseca del componente masculino, casi siempre con tono sarcástico. Ya para 1967, como parte de la muestra colectiva en el Salón de Mayo de París en La Habana, introduce su obra cumbre La llave del golfo, pintura reveladora de una problemática enardecida en tiempos de fuerza y virilidad. Esta constituye un ejemplo temprano de autocrítica y reflexión de las visiones estipuladas para la sexualidad del hombre. En años posteriores a la presentación de la pieza, realiza otras con igual sentido, aunque un tanto más inmiscuidas en las relaciones de poder. Ejemplo de ello son Pido la palabra (1968) y Emergen grises (1964).
Artistas Contemporáneos
En la contemporaneidad se hallan propuestas muy renovadoras en cuanto a perspectivas de comunicación y entendimiento de la temática. Comentaremos así algunas imágenes de los fotógrafos Ronald Vill y Osmel Azcuy, los ilustradores Alejo Cane y Fulana, y del artista visual Jorge Otero.
El ya experimentado creador, Ronald Vill, logra gran virtuosismo en la fotografía y el dibujo. Sus series fotográficas de 2013 (The son series) y 2019 (Onions series) muestran cierto interés por enjuiciar los comportamientos machistas, así como por representar los vestigios de una nueva masculinidad.
En esta primera exhibe varios retratos de rostros masculinos invadidos por objetos no comunes: plumas, máscaras, el hocico de un cerdo, hilos, etc. Cada elemento en escena participa como un sistema de signos, con el afán de transmitir su mensaje de forma directa. En dicho sistema juega un rol protagónico el fondo rojo. Vill utiliza este color dotado de simbolismo por la cultura visual para reforzar el carácter riguroso de su fotografía.
En el caso de Onions series sobresale una fotografía sin título, de esas que hablan por sí solas, de las que no se andan con rodeos para enfrentar la realidad. Vista desde una perspectiva de género, esta foto es la evidencia del desarrollo de una masculinidad que utiliza la fuerza para perpetuar su dominio sobre otros. La violencia del acto contrasta con la fineza de Vill en el montaje del espacio. Una vez más, emplea la simbología del color para acompañar el discurso. El blanco aporta tal claridad y equilibrio, que el espectador podría llegar a encontrarse ante una imagen rigurosa a nivel conceptual pero estéticamente bella.
Por otro lado, durante el periodo pandémico, el artista se excusó en la cuarentena para realizar una serie de dibujos autorreferenciales, donde cuenta parte de su experiencia. En ellos se aprecia cierta fragilidad, pues recrea la sensibilidad masculina a partir de la delicadeza de las flores. En principio es un trabajo que parece simple; sin embargo, dentro de esa sencillez se fomenta una reflexión.
Otro de los fotógrafos que se mantiene discursando en temas de género es Osmel Azcuy. Formado como actor teatral, inició su carrera en el campo artístico bidimensional hace apenas tres años. Su capacidad creativa le ha permitido posicionarse en el sector rápidamente, incluso con reconocimiento internacional.
Entre sus imágenes más peculiares se halla La normalidad es una alusión (2021). En ella se representan a un hombre y una mujer en medio de una acción tan natural como íntima. Lo que llama la atención acá es la inversión de maneras. La intencionalidad de esta obra es explicitada en palabras del artista: Es momento de que veamos a los géneros como un espectro en lugar de dos ideales opuestos. La igualdad es el alma de la libertad, de hecho, no hay libertad sin ella.
Osmel es un amante de la técnica blanco y negro. Una vez pregunté a otro amigo fotógrafo qué pensaba acerca de su obra y lo definió con una palabra que considero encierra, en gran medida, el carácter de sus imágenes: teatral. Esto se evidencia en fotos como Bajo Cero (2020), Ofrenda (2020) y Los colores de la verdad (2021). Todas están protagonizadas por hombres con igual grado de dramatismo y espiritualidad. Evocan cuestionamientos, cada uno desde sus intimidades, que convergen en una misma condición, la de ser humano, alma, carne, cuerpo más que hombre.
El campo de la ilustración también propone imágenes novedosas en redes sociales, que contribuyen a generar alternativas válidas para el desarrollo de masculinidades flexibles y ecológicas. Así sucede con el trabajo de una artista que firma sus obras bajo el pseudónimo de Fulana. La joven ilustradora se inmiscuye en temas de género, haciendo uso, en ocasiones, de la sátira y el humor gráfico. Mantiene una línea visual propia y atractiva, lo cual le ha permitido expandirse también fuera de redes. Es un tipo de arte honesto, que se interesa por mantenerse a la vanguardia de una época.
Algunas de sus piezas incluyen textos que refuerzan el sentido de la imagen, como ejemplo de ello destacan: Viva la Re-evolución (2019), Me siento muy forzado (2019), El cambio es bueno (2020), y ¿Dónde huir? (2020). Son protagonizadas por sujetos masculinos, con atribuciones físicas diferentes y novedosas. Fulana aboga por la necesidad de aceptación y cambio; consigue con un mínimo de recursos un máximo de efectos ya que, al igual que Ronald Vill, prefiere exponer su discurso de manera sencilla y directa. No carga su obra de atributos, los fondos son monocromáticos, las líneas marcadas y continuas.
Resulta interesante el hecho de que el elemento más utilizado por los hombres para reafirmar su heterosexualidad y con ella todo su poderío, sea su miembro reproductor. Incluso la mayoría de sus denominaciones no biológicas están asociadas con objetos potentes y seguros. Precisamente, este pensamiento es el principal promotor de una masculinidad basada en el riesgo, la violencia y la competitividad.
En dos de sus ilustraciones más llamativas, Fulana recrea de manera simplificada la relación entre el hombre y su pene. Bajo el título de Send nudes (2020), presenta los órganos reproductores de ambos sexos, mediante posiciones provocativas y sugerentes. A través de imágenes de este tipo, logra vincular un conflicto ideo-sexual de los hombres con un fenómeno tan actual como el de enviarse desnudos por Internet.
Por otra parte, uno de sus homólogos en redes sociales (no por su estética visual sino por su carácter igual de irónico, representativo y reivindicador de la masculinidad) es el diseñador gráfico y cartelista Alejo Cañe. Promueve una estética un tanto más agresiva que la de los artistas tratados hasta ahora. Se centra un poco más en la crítica de fenómenos contemporáneos, donde incluye con cierta prodigalidad a las nuevas masculinidades.
En su repertorio se encuentra una Serie de ilustraciones titulada Pánico Gay, en la que, como su nombre bien lo específica, muestra sujetos masculinos homosexuales en situaciones de vulnerabilidad y permanencia. Para ello, se apoya de ambientes cotidianos y personajes estereotipados. Estas composiciones se caracterizan por la ligereza con que Alejo desarrolla la línea: suelta, llamativa y espontánea.
El último artista que trataremos es Jorge Otero, un creador que hace de las masculinidades un tema de atención, y no únicamente con la representación del cuerpo varonil, sino también a través de objetos cotidianos, que en una primera lectura nos remiten directamente al sexo masculino por experiencia.
Se trata de herramientas rudimentarias, tales como el martillo, la brocha, el serrucho, el machete, la cinta métrica, etc. Resulta interesante la medida en que estos objetos forman parte una cultura masculinizadora de los mismos. Aunque más interesante aún, es la concepción de Otero en la representación de dichos objetos. Es importante destacar acá que él no los crea sino los recrea, convirtiéndolos en obras de arte, y más que en obras de arte, en divulgadores de un discurso.
De igual modo, hace uso del cuerpo masculino como modelo de potencia y virilidad. Realiza e interviene fotografías en este sentido, en las que en ningún caso se muestra el rostro del sujeto en cuestión, reafirmando así su afán de homogenización de los mismos. Se distingue en obras como Fiebre (2014), Canon (2016), Manigua (2014) y Núcleo (2017). Muchas de estas alcanzan un componente homoerótico elevado. Son trabajadas con sutileza y precisión del objetivo.
Jorge Otero es uno de esos creadores que amerita un estudio a profundidad de su labor. Tiene una producción muy abarcadora de la temática. Se distingue por incluir representaciones neohistoricistas en su obra, casi siempre volcado hacia los cánones de la antigüedad clásica. Realiza una especie de recorrido histórico por los atributos físicos y gnoseológicos del sujeto masculino. Presenta con su arte determinados elementos que participan en la construcción de una masculinidad única.
La selección de estos jóvenes creadores para el estudio se basa, primeramente, en el activismo a través de las redes sociales y en la capacidad que tienen para recrear el tema de manera directa, con una estética visualmente atractiva. Forman parte de una generación de cambios y rupturas. Es desde esta perspectiva que recrean un problema tan arcaico como los tabúes de la masculinidad. Muchas de sus obras quedan abiertas a la interpretación. Aunque, indiscutiblemente, este tipo de representaciones suelen llamar la atención en cuestiones de género.
Es satisfactorio apreciar cómo desde el arte se denuncian las desigualdades y se da paso a discursos más inclusivos. Vivimos en una Cuba muy necesitada de comunicación y tolerancia con lo diferente. Y eso solo se puede lograr a través de la educación y la cultura. Los estereotipos afectan a todos por igual. Niñas y niños son obligados a jugar con determinados juguetes en dependencia de su sexo, sin tener libertad para elegir con cuál de ellos se sienten más cómodos. Niños y niñas que el día de mañana se convertirán en mujeres y hombres posiblemente prejuiciosos, excluyentes y frustrados.
Tenemos entonces mucho que agradecer a los trabajos sociológicos que nos han permitido hablar, no de una masculinidad, sino de muchas masculinades. No existe una única forma de ser mujer u hombre, lo que existe es una manera de ser humano, altamente humano, en el abarcativo espiritual de esta palabra. Para nosotros, la nueva generación de historiadores del arte, es un placer y un orgullo contar con la obra de estos artistas en medio de un activismo social incesante y esperanzador.
Referencias Bibliográficas:
Catálogo del Museo Nacional de Bellas Artes. Santiago Rafael Armada (Chago).
González Pagés, Julio César. Macho, varón, masculino. Estudios de masculinidades en Cuba. Editorial de la Mujer. 2010.
Helen Hardy, Ana Luisa Jiménez. Masculinidad y género. Universidad Estatal de Campinas. Sao Pablo, Brasil. PDF.
Núñez Noriega, Guillermo. Los estudios de género de los hombres y las masculinidades. 2016. Sitio web: https://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1870-11912016000100009
Redes sociales de los artistas.