Pasión tiene otro nombre y es Sandra
Por: Barbara Molina
Sandra Ivette es una joven intérprete con una voz que no le cabe en el pecho. Su música desde hace pocos meses se ha vuelto de mis predilectas, siendo constante en mi playlist diario. Tuve el honor y la dicha de escucharla en vivo, verla ensayar y compartir con ella en un plano más personal. Sencilla, carismática y con una sonrisa contagiosa me concedió esta entrevista antes de emprender un viaje fuera del país. Lamentablemente para nosotros, estaremos dos años sin poder escucharla en vivo. Sandra eternamente agradecida por concederme estas palabras.
Al escuchar tus canciones me he dado cuenta que en ellas utilizas el motivo del mar de forma recurrente. ¿Tiene algún significado especial el mar para ti?
Del mar nacen mi tranquilidad, mis deseos, mis dolores calmados, el mar es para mí, compañía y representa la vida misma.
Tus letras son muy pasionales, hablan de episodios de amor carnal, desamor, y letargia; he podido apreciar que es una de tus fuerzas motrices. ¿Lo consideras así?
Sin dudas el amor es un punto recurrente en mis canciones, además de que me mueven mucho las relaciones humanas, suelo ser muy intensa en ese aspecto. Vivirlo todo con tal intensidad me permite luego encontrar en la canción un canal de expresión, de cura, de alivio y de goce.
Escuchando tu disco de hace 2 años y en este momento más inmediato, haber tenido la oportunidad de escucharte en vivo, he podido apreciar que tu voz ha cambiado, e incluso me atrevo a decir que evolucionado ¿A qué se debe el cambio?
Creo que a cantar se aprende cantando y solo de esa forma se puede mejorar. La oportunidad de cantar en diferentes escenarios con bastante sistematicidad, estar todo el tiempo probando canciones nuevas con amigos músicos y, por supuesto, el estudio, es la manera más natural de conseguir un desarrollo vocal. Además de no parar de escuchar a las cantantes ya consagradas y cantar las canciones que lleven la voz al límite y hagan crecer el control sobre la respiración, el diafragma y los cambios de tesitura.
En tu música escuchamos un canto a la figura de la mujer empoderada, la mujer galante, la fémina sincera, valiente. ¿Consideras tu canto feminista?
Sin la intención de ser una activista del feminismo, claro que defiendo en mis canciones a la mujer como ser independiente y empoderado, capaz de hacer lo que desee y de crecer sin distinción genérica alguna. Creo que la educación que me ha dado mi familia ha hecho sentirme siempre con el poder de realizar mis sueños con mis propios esfuerzos, por lo que quiero lo mismo para cada mujer del mundo, y si lo que más lejos puede llegar es la canción, pues ahí va.
Sandra, ¿qué influencias musicales tienes? Sé que en tu disco hiciste una versión de “Preferí perderte” del Benny Moré, ¿qué te motivó a hacerlo? ¿Qué importancia tienen Marta Valdés, Ella O’Farril y la música brasileña en tu creación cantautoral?
Las influencias más importantes las acabas de referir. La cancionística cubana es infinitamente rica en cuanto a tratamiento de los medios expresivos de la música. Para mí el feeling y los bolerones -como suelo llamarles- fueron un descubrimiento imprescindible. Sentí que pertenecí a esos años 40 y 50, que mi lenguaje estaba muy cercano. Marta Valdés es mi principal influencia, no solo por la originalidad y distinción de sus canciones, o por la brillante manera que tiene de hacer coincidir cada acorde con la melodía y palabra perfecta, sino también por su respeto y dedicación a la canción y a la música. En el caso de Ella O´Farrill, vivo simplemente enamorada de sus canciones, en especial ¨Cuando pasas tú¨, la cual no pierdo ocasión de interpretar. Ahora he empezado a ahondar en su obra, porque creo que de ella aun quedan muchas cosas que comprender.
La música brasileña es mi pasión, amo las progresiones armónicas, la coherencia de las melodías y la capacidad que se muestra de decir cada acorde con la melodía sin necesitar más que el bajo. Disculpa por ser tan técnica, pero es que los brasileños son así de específicos.
Además, el jazz para mí fue la apertura de un mundo nuevo donde te entrenas y creas melodías y me ha ayudado mucho a entender cómo funciona la música como un todo dentro de la intuición.
¿Cuándo compones buscas inspiración desde la música o bebes de otras manifestaciones artísticas para crear? Tengo entendido de que en uno de tus últimos temas: “Rebeca”, llevaste a cabo un trabajo muy interesante. ¿Podremos escuchar el EP pronto?
Suelo hacer escritos, poesía en prosa o cuentos, que generalmente terminan convirtiéndose en canción. En el caso de Rebeca, es una pieza muy especial que pocos han escuchado e hice para mi mamá. Hay un ir y venir entre la personalidad de mi madre y la de Rebeca, el personaje de Gabriel García Márquez en Cien Años de Soledad, por la tristeza detrás de la que a veces se esconde su dulzura y por todo el amor que entregan las dos a su familia: los Berriel Jaquinet y los Buendía. Adoro leer, aunque debería hacerlo más seguido y es una de mis fuentes de información e inspiración más grandes.
Eres una mujer talentosa que canta, compone y toca varios instrumentos, a pesar de que esta entrevista está enfocada en tu acontecer artístico como cantautora e intérprete, no quisiera dejar de largo, el bajo y la viola, instrumentos los cuales te han llevado a donde estás hoy, me atrevo a decir. ¿Cuál es el lugar que ocupan estos en tu vida?
Yo soy la viola, ese instrumento me ha enseñado a ser humilde, escuchar a los demás y saber compartir la música, porque la viola no es un instrumento que resalte como solista y para mí su función más auténtica está en la música de cámara, lo cual ha educado hasta mis segundas voces a la hora de cantar con alguien. La viola aún va depurando mi estilo dentro de la música popular por no ser tan utilizada y como cantante, porque me parezco a ella.
El bajo es mi pasión, por ser un instrumento de precisión y de mucha bomba, porque me ha dejado ver secretos de la música claves para la distinción de géneros y personalidades, con esto me refiero a que también te obliga a ser humilde y tocar solo lo necesario para lograr el equilibrio perfecto.
¿Cuándo te volveremos a escuchar? ¿Qué objetivos tienes para con tu música en un futuro?
Este mes estaremos estrenando una Sesión en Vivo que grabamos como resultado de la beca El Reino de Este Mundo que otorga la AHS. Incluye tres canciones del disco y 2 que se grabaron por primera vez; el objetivo es mostrar lo que las personas verían si asisten a un concierto mío. Tuve el placer de que la dirección del audiovisual estuviese a cargo de Luis Toledo y de que me acompañaran de excelentes músicos: Lester Domínguez (percusión), Pablo Cruz (saxofón) y Ernesto Robles en la guitarra.
Estuve un año entero depurando mis oídos y mis ideas, ahora ya quiero retomar la composición con nuevos aires y tratando de exponer nuevas experiencias sensoriales, veamos cómo va saliendo todo.
¿Cómo crees va encaminado la salud de la canción en las generaciones más jóvenes?
Según he podido ver, hay muchas ganas de hacer canción y de la buena. Creo que va naciendo una generación que se siente responsable con el legado musical que han heredado y eso le da una esperanza de vida larga a la canción cubana. Creo que hay talento y ganas de hacer, ¡estamos salvados!
¿Qué ha significado el disco para tu Carrera?
Este disco es el resumen de los dos primeros años que entregué por entero a la canción. Ahí están las manos y los corazones de grandes amigos y músicos gigantes que tuvieron la gentileza de poner su genio en cada pedacito de alma que dejé en las 10 canciones del disco, incluyendo “Preferí Perderte”, aunque no la haya escrito. Marcó realmente el comienzo del camino hacia la madurez musical y hacia mi voz propia como cantautora. Todos los días agradezco la oportunidad de haberlo hecho y el amor que quedó en el grabado.