Robertico García: “Cuba es un país de trompetistas”

La Jeringa
11 min readFeb 10, 2021

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Por: Ana Karla Recio Monier

Hablar de Robertico García, es hablar de la trompeta y del fiscorno en Cuba. Carisma y humildad infinita, rebosan de su esencia de poeta. Sí, porque para mí Robertico García es un poeta de los pistones, un dulzor y un virtuosismo que embelesan a quien quiera que lo escuche.

Ya había leído algo sobre él: que ha viajado medio mundo con “La diva del Buena Vista Social Club”, que tocó con Silvio y Pablo, con Havana D’ Primera, con Fonseca. Cuando lo escuché por primera vez -con La Academia de Ruy López-Nussa- derrochaba gran maestría tanto como intérprete, como director. Eso fue hace varios años ya y este enero la vida me sorprendió con la dicha de poder conversar con él. Llegué a su cuadra y no tuve que preguntar o llamar, el sonido de la trompeta me guió hasta el lugar de la entrevista, donde me esperaba con todos los instrumentos armados y listos, como si ellos también fueran a ser entrevistados. Sobre su más importante experiencia musical me comentó:

El trabajo que hice durante tantos años con Afrocuba y Silvio Rodríguez, fue muy bonito. No pensábamos que iba a sonar como sonó. Silvio mismo no se concebía con AfroCuba, sin embargo, fue un trabajo que dejó un legado muy grande en la cultura cubana: El disco “Causas y Azares” (1986), “Árboles” (1987), “¡Oh, melancolía!” (1988) y todos los conciertos y giras que se hicieron.

Integrantes de Afrocuba. Fotos: Cortesía del entrevistado

Nuestros padres y abuelos lo recuerdan de Afrocuba, agrupación que marcó sin dudas una gran pauta en nuestra cultura, pero nosotros los jeringueros nos adentraremos más en lo nuevo que nos trae este grande de la música cubana, que hace apenas un año se decidió a crear su propia agrupación.

Sobre el proyecto Latin Way nos cuenta…

El proyecto está desde hace muchos años en mi mente, pero no lo había podido llevar a cabo porque yo siempre he estado trabajando con otras agrupaciones.

Hace unos años estábamos en Colombia y me dice Robertico Fonseca: “Rober, estás mareao’, ¿cuándo vas a hacer lo tuyo?” y ahí empecé a darle taller. Robertico Fonseca fue un motor impulsor para Latin Way. Me dijo: “te voy a apoyar en todo” y así ha sido. Me ha estado apoyando en todo. Otro gran motor impulsor en mi vida musical se llama José Carlos Acosta, porque fue la persona que me introdujo en este mundo. Cuando empezó Afrocuba él tenía 14 años y era el compositor. Para mí genial.

La idea de Latin Way es la siguiente: yo empecé con este grupo a hacer un resumen de todo lo que he hecho, como una herencia que traigo desde Afrocuba, porque ese fue mi grupo fundamental, estuve casi toda mi vida e hice prácticamente toda mi carrera musical en él y después un tiempecito corto en que trabajé con Emiliano Salvador. Tuve esa gran dicha.

Me di a la tarea de hacer un grupo y quise algo un poquito diferente, menos complicado musicalmente y tratar de explotar más los ritmos de Latinoamérica. Hay muchos géneros que pienso que están ahí y no se han explotado. Digamos, el calipso que tiene una ritmática muy rica, el mismo reggae que es de Jamaica, no es de habla española, pero está en el área. Estoy tratando de explotar la ritmática y la música latinoamericana y caribeña: la tumba francesa, los ritmos de Martinica, de Trinidad y Tobago, de Sudamérica, por ejemplo, la música andina, donde se utiliza mucho el cajón, etc.

Por supuesto, la música cubana está implícita ahí: la rumba, el guaguancó, etc. También estoy explotando mucho la forma de tocar el merengue, pero no tanto el merengue dominicano, sino el haitiano que tiene otras acentuaciones. Explotar la música latina, los ritmos latinos, es el objetivo más grande que tengo con el grupo. Ahora decidí hacer una música más fresca.

Agrupación Latin Way en el Jazz Café.

El lanzamiento del grupo fue en diciembre del 2019 en el Café Miramar, tuve la dicha de que el director de A Buena Hora me ofreciera su programa para hacer esta primera presentación. Felizmente el lugar estaba lleno de personas. Invité a grandes figuras: Barbarito Torres (laudista), Hernán López-Nussa (pianista), Rolando Luna (pianista), Emilio Martiní (guitarrista), Eliel Lazo (percusionista), Jorge Sergio Ramírez (saxofonista), Pablo Menéndez, Ruy López-Nussa (baterista), Emilio Morales (pianista), entre otros. Fue como una gran fiesta.

Pude presentar muy buenos músicos con mi grupo, como es el caso de Adrián Estévez, un gran pianista; Roger Viralta, un bajista de Matanzas, excelentísimo; tengo en el saxofón a Cristian Pimentel, que fue alumno mío en la Escuela Nacional de Arte y ahora con los años tocando al lado mío, es un orgullo; en la tumbadora se presentó conmigo Degnis Bofill que inició el proyecto; Irán “El menor”; ahora está trabajando conmigo “Coayito”; ese día se presentó en el drums Yosvany Betancourt ¨El pipi¨ y también tuve de invitado a Pablo Cruz, saxofonista.

En el grupo yo toco la trompeta y los teclados, Cristian toca algunas cosas también en el teclado cuando yo soy el solista; “El pipi” toca drums, pero también un set, el timbal, la paila; y el tumbador usa la tumbadora dándole por el lado y trabaja con el cajón peruano buscando sonoridades; todos nosotros hacemos coros. En mi caso, lo que más toco es el fiscorno, casi todo el mundo toca la trompeta y usa el fiscorno como un complemento, pero en el caso mío es al revés.

Exitosamente arrancamos en diciembre y empezaron a aparecer conciertos. Tocamos también en el Jazz Café, en el Jazz Plaza de Santiago invitados por Robertico Fonseca, en Fábrica de Arte y en la Zorra y el Cuervo. En total fueron 7 conciertos hasta finales de febrero. Hicimos uno online que pronto saldrá al aire. En estos momentos todo está detenido, lo que hice fue sentarme a hacer más música, porque también dentro de lo latino, versionando. Hace poco hice una versión de un tema de Phil Collins: “Two Hearts”, en raggae. Siento mucha admiración por ese músico, aunque más bien trato de ser un músico de jazz.

De la música pop, funk, rock también he tomado. Tengo elementos del rock dentro del repertorio. De esos géneros hay ciertos y determinados cantantes que me gustan mucho. En este tiempo me dediqué a 4 temas fundamentalmente: uno se lo dediqué a mi mamá que desgraciadamente falleció, le puse “La india” por sus rasgos físicos; una versión de “Imagine” de John Lennon; “Mambo Sandunga”, curioso porque está dedicado a los Emilios (Frank Emilio, Emilio Vega, Emilio Morales y Emilio del Monte); el otro es un homenaje a ese gran bajista Jaco Pastorius, es un arreglo sobre un tema que se llama “Palladium” de Wayne Shorter, lo interpretaba el grupo Weather Report, ahí Pastorius se destacaba mucho y yo como tengo un bajista tan bueno, lo hice para que él hiciera alusión a la forma de tocar de Pastorius.

¿En qué otros proyectos está trabajando en la actualidad?

Tengo hecha una propuesta de disco en Bis Music y Colibrí. Estoy terminando un disco con un empresario alemán, de temas míos tocados con quinteto de cuerdas, está quedando muy bonito. Los músicos son Dagoberto González, violinista de la Orquesta Aragón; la viola, Anolan González; el chelo, Alejandro de la Sinfónica Nacional y el contrabajo Leo Luna. Estoy muy contento con este trabajo.

Estoy trabajando mucho con Fonseca porque hizo una banda con 6 metales: 2 trompetas, 1 trombón y 3 saxofones. Hay grandes músicos: Harold Madrigal en la trompeta junto conmigo; Michel Herrera y Emir Santa Cruz, saxofones; Dany Arce, trombón; y el señor Javier Zalba, amigo mío de los años, excelentísimo saxofonista. Le puso “Bandidos All Stars”. Hace poco terminamos un video que hicimos en Radio Progreso. Le ofrecí un tema y cuando lo oyó me dijo: “Tú tienes ahí dos temas en uno”. Es una versión de “El Manisero”, un homenaje que le estoy haciendo a Rita Montaner y entonces de la parte del montuno pude hacer otro tema que le puse “Montuno”. Logré hacer un arreglo y por la forma en que estaba sonando dije: Esto se va a llamar “Manimambo”. Él tiene en proyecto grabar un disco y me dijo que pronto lo haríamos, posiblemente con estos temas.

Roberto Fonseca y Robertico, en La Tiza Estudio.

En la actualidad estoy haciendo muchas cosas con La Academia, acabo de estrenar un tema de Joe Zawinul que tiene algo que ver con malabarismo, entonces me puse de acuerdo con Octavio Rodríguez, el percusionista de La Academia -un percusionista genial y muy ocurrente que trabaja con Mezcla también- para asociarlo con el Ireme del Abakuá y le pusimos esos ritmos. Salió un tema muy interesante porque en esta agrupación he explotado mucho los ritmos afrocubanos.

También estoy dando clases -una fase muy interesante de mi vida- en el ISA de trompeta clásica, y en la ENA trabajo talleres de música popular. Ahora asesoro un sexteto y un grupo que se llama Afrocubano donde estamos haciendo música al estilo de Afrocuba. Me pongo súper exigente con ellos, pero me lo agradecen después.

Usted es un profesor muy aclamado por los alumnos porque los introduce en la improvisación. Cuénteme más sobre esta labor.

Muchas personas asocian la improvisación única y exclusivamente con el jazz. Eso es un error muy grande porque la improvisación está en todas las artes. Los pintores improvisan, los actores improvisan, los repentistas en la música campesina; también en la música folklórica, en la rumba, en el son. Lo que pasa es que en el jazz la improvisación alcanzó un nivel muy alto, prácticamente el jazz se apropió o al revés, la improvisación se apropió del jazz. No hay jazz sin improvisación.

Empecé en la ENA dando clases de improvisación. Enseñar a improvisar a una persona es casi imposible porque eso nace con el individuo, pero yo hacía talleres de improvisación orientando a los alumnos. Por ejemplo, los ponía a improvisar y cuando me daba cuenta de que estaban haciendo algo que no estaba bien, les hacía el señalamiento. Tengo muchos alumnos que han sido premio Jójazz. Con La Academia hicimos muchos conciertos didácticos en todas las escuelas del país, desde Santiago de Cuba hasta Pinar del Río.

Ha sido partícipe en casi todas las ediciones del Festival Internacional Jazz Plaza ¿Cómo ha sido su experiencia dentro del festival?

He tenido el honor de participar con músicos importantes dentro del festival. Una vez toqué con el baterista español David Viñolas y el bajista Omar González Sánchez, fue un trabajo muy lindo. Tuve el honor de ser invitado a tocar con Arturo O’farrill, el hijo de Chico O’farrill. Me invitó Robertico Fonseca, Hector Quintana etc. Hace un par de años nosotros, La Academia, participamos con David Weckl, eso fue tremendo. Han venido Gonzalito Rubalcaba, el propio Chucho Valdés.

Tanto el Jójazz -porque es el desarrollo de la cantera, de los músicos jóvenes- como el Jazz Plaza son de los eventos más importantes que existen en Cuba. Los festivales de jazz desde hace años han ido incorporando otras corrientes musicales, se ha abierto mucho el espectro musical. Pienso que se le debe prestar muchísima más atención y apoyo. Yo haría un festival mensual (risas).

Si por mí fuera retomaría los conciertos en Varadero que se empezaron a hacer de música de jazz. Trataría de ampliar los espacios para esa música, porque ha habido espacios que han empezado, pero se han quedado ahí. Por ejemplo, se creó el club Irakere hace años y se paró. En el caso del Café Miramar, pienso que se puede hacer una buena promoción, facilitar la entrada del público, de los estudiantes. Yo sé que esos lugares necesitan el consumo, porque también tienen que vender, pero hay que tratar de facilitar en todos los lugares la entrada del público, disminuyendo un poco el precio de las entradas, porque todo el mundo no tiene el dinero suficiente para pagar una entrada e ir a ver un espectáculo de jazz.

Todo esto tiene que ver con el festival, porque si tienes el año entero promoviendo esa música, cuando viene el evento, “¿sabes la fuerza que tiene?”. Debe haber muchos más espacios para esa música y más, teniendo en cuenta que ahora los grupos de jazz ya no hacen jazz puro, sino mezclas interesantes.

Propuse a mi empresa hacer un espacio en Los Jardines del Mella, una peña para invitar a los alumnos y dar conciertos en las escuelas, lamentablemente la COVID-19 no lo permite, pero esa propuesta la hice.

El Jazz Plaza es como una meta para todo músico interesado por este género. Si tenemos un festival que ofrece buena música y buena calidad de músicos, los muchachos que vienen están viendo un buen ejemplo. Eso los incentiva mucho. En las escuelas hay que motivar. En mi época eso no existía, ahora tenemos todo: internet, redes sociales, facilidad para promover todo y la tecnología se debe aprovechar. Debe haber más constancia.

¿Considera que el jazz como género debe ser parte de la formación de un músico? ¿Por qué?

Siempre se puede dar más información a los muchachos. Ahora tenemos en la ENA una cátedra que está muy unida, de música popular y está al frente Janio Abreu. A través de esta, tratamos de promover eventos relacionados con el jazz. Básicamente, la formación aquí en las escuelas siempre ha sido clásica. Es de hace unos años para acá que se ha incluido la percusión cubana, los talleres de música popular, etc. Cuando hablo de música popular no solo hablo del jazz, hablo también de música cubana. El jazz, como asignatura, no está establecido, se ha hablado muchas veces, se han hecho propuestas, pero como asignatura, no existe. Lo que existen son los talleres y son un paso de avance muy grande.

Pienso que hasta los músicos clásicos deberían estudiar un poquito de jazz, aunque después no se vayan a dedicar a ello, porque auditivamente desarrolla mucho al músico, el hecho de investigar, de aprender a tocar sobre una armonía determinada, desarrolla mucho el oído. Yo pienso que sí, que es muy importante el estudio de esta música, igual que la música cubana.

¿Qué trompetistas cubanos usted considera que han dejado un legado para las futuras generaciones y para la música cubana?

Se me van a quedar algunos, porque es muy difícil acordarse de todos. En la música cubana mencionaría principalmente dos: Manuel Mirabal “El Guajiro Mirabal” y Chappottín (Félix Chappottín), quien implantó un estilo en la trompeta inigualable. Luis Escalante, para mí fue lo máximo en la trompeta en Cuba. Se hablaba mucho de Nilo Argudín, excelentísimo trompetista. Adalberto Lara, Jorge Varona entre otros. Hay muchos, por ejemplo, el mismo Alexander Abreu, excelente trompetista; Yasek Manzano, jazzista; Maykel González; Alejandro Delgado, pero también existen excelentísimos trompetistas de cuerda como es el caso de Lazarito Oviedo, Harold Madrigal, muchos, hay muchos. En las escuelas hemos graduado a muchísimos que tocan en las grandes orquestas, por ejemplo, Gerardo Rodríguez, primer trompeta de Marc Anthony, fue alumno del ISA, de Emilito Heredia, otro de los grandes profesores de aquí.

Hoy en día contamos con buen equipo didáctico en las escuelas de arte. La trompeta se ha desarrollado más aún porque las cátedras se han fortalecido, viniendo desde Marcos Urbay, que fue el primero que creó la escuela de trompeta. Pienso que Cuba es un país de trompetistas.

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