Rolando Cabrera: cronista de una generación.

La Jeringa
6 min readMar 14, 2022

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Cortesía del entrevistado

Rolando Cabrera es uno de los fotógrafos más jóvenes y con mayor influencias en redes sociales, en la actualidad habanera. Se ha encargado de registrar lo efímero en la vida de una generación. Para ello, busca convertir en objeto artístico lo que muchos consideran situaciones o momentos banales de la cotidianidad.

Su fotografía se torna espontánea, pues muestra lo que ocurre frente a la cámara sin recurrir a grandes manipulaciones de la imagen. Consigue aprovechar de forma creativa las ventajas del accidente y la eventualidad. Promueve una discursiva sencilla. Con ello alcanza un lenguaje visual expresivo, capaz de contar historias.

Mantiene una línea estética que permite al espectador identificar su obra con facilidad. Asimismo, resulta interesante su trabajo con el color pues, a diferencia de otros fotógrafos, lo introduce como elemento representativo de la obra. Presenta un buen domino de la técnica fotográfica, no obstante, no hace de ella un elemento protagónico. Sus fotos son heterogéneas; su sensibilidad por las artes le ha permitido desplazarse con vertiginosidad en el campo de la fotografía, convirtiéndose en referente visual para muchos.

He tenido el placer de conocerle, además de conversar sobre algunos proyectos y otras cuestiones de su trabajo, mediante una grata entrevista que Rolando concedió con la amabilidad que le caracteriza.

¿Cuándo te acercas por vez primera a la fotografía?

Comencé a estudiar pintura a los cinco años en el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA), realmente mi formación artística es esa. Allí estuve hasta los quince años aproximadamente, en todos los talleres que se realizaban. Fue un tiempo de aprendizaje bastante bueno. Comprendí todo el arte cubano, incluso llegó el punto en que conocía de memoria gran parte de la colección del museo. Recuerdo haber tenido cierta fijación con la pintura del cambio de siglo.

Una vez culminados mis estudios en el MNBA decidí hacer los exámenes para ingresar a la Escuela de Artes Plásticas San Alejandro. Allí estuve alrededor de dos años, pero por cuestiones personales tuve que dejarlo y continuar con mis estudios fuera, un tanto desvinculado de las artes. No fue hasta marzo de 2018, gracias a mis amistades, que retomé el camino e inicié en el mundo de la fotografía.

¿Tuviste algún tipo de formación en fotografía?

Sí, pasé un curso de fotografía con Yuri Obregón en la Librería Alma Máter. También estuve en otros cursos un tanto efímeros. Pero considero que mi formación fotográfica fue prácticamente autodidacta. Aprendí a entender la fotografía con la práctica del día a día. Aunque claro, se aprende haciendo fotos pero también vinculándolo con algo de estudio.

¿Crees que para ser un buen fotógrafo o convertirse en profesional, se deba tener al menos un mínimo de estudios?

Sí, es importante. No se puede ir por la vida pretendiendo que el simple hecho de saber manejar una cámara te conducirá a buenas fotos. Hay que tener conciencia de lo que se hace. No sólo se trata de dominar la parte técnica.

¿Llevas siempre la cámara contigo?

Sí, para todas partes, al costo que sea necesario. Digamos que es una extensión mía, una especie de apéndice.

¿Cómo te insertas en la fotografía documental?

Comenzó de manera inconsciente. Iba documentando la vida diaria en mi entorno, las cosas que hacía con amigos. Además siempre salía con la cámara. Me dedicaba a observar y fotografiar la interacción ajena. Con el paso del tiempo se convirtió en algo muy seguido. En aquel momento, ni tan siquiera me identificaba como un fotógrafo documental. Creo que me vine a dar cuenta un poco tarde, casi a la mitad del camino. Para cuando inició la pandemia tenía creado un archivo muy grande, de años. Me senté a analizarlo y entonces descubrí el tipo de fotógrafo en que me había convertido.

¿Pretendes continuar la misma línea creativa?

Pienso que sí. También hago fotografía de moda, conceptual, arquitectura, de evento. A veces la situación me obliga a hacer un trabajo más comercial, pero realmente no lo incluiría en mi obra.

¿También haces un poco de retrato?

Realmente no creo que el retrato sea un género fotográfico, aunque hay personas que se especializan en ello, para mi está intrínseco en casi todos los géneros.

¿Cómo logras mantener una estética propia

Conseguir un sello propio siempre es algo fundamental en la carrera de un artista. Varias personas me han comentando que lo he logrado muy rápido. En un principio fue producto de absorber de varias fuentes y a partir de ahí crear algo nuevo. Nunca me ha gustado que me tomen fotos, prefiero observar lo que sucede a mi alrededor.

¿Vives de la fotografía?

Eso es algo complicado. Me gustaría vivir de ella.

Cuéntame un poco de tus influencias.

En un principio fueron mis amigos. Con el tiempo fui estudiando a otros referentes. Son muchos los fotógrafos que me interesan por su trabajo, la lista es realmente larga: Robert Frank, Martin Parr, Garry Winogrand, y muchos otros. Pero es al fotógrafo cubano Leandro Feal a quien siempre me remito como el que más me inspira para crear mi obra. Actualmente estoy centrado en la investigación de fotografía documental. Cada día voy descubriendo nuevos referentes y retroalimentándome.

¿Continuarás en un futuro por el camino de la fotografía?

Sí, me gustaría. La fotografía es un mundo muy bonito, desde que entré supe que quería seguir en él.

¿Te consideras un fotógrafo profesional?

Siempre estoy abierto a aprender cosas nuevas; no puedo decir que ya soy profesional porque estoy en constante aprendizaje. Intento con mi fotografía plasmar las cosas tal cual las vivo. Documento sobre cosas que siento que en algún momento desaparecerán.

¿Cómo te sientes con la aceptación que has conseguido a través de las redes sociales?

Mi formación es como artista, no trabajo por una simple cuestión de visibilidad. También quiero que mi obra crezca. No es cuestión de ego personal, sino de crecer como artista fuera de las redes sociales también. He logrado traspasar aquella barrera de desear ser muy conocido solamente. Y pues poco a poco me he ido insertando.

¿Incursionarías en el audiovisual?

Lo haría pero como un trabajo más propio, no para publicarlo junto a mi obra. Todos sabemos qué límites tenemos, qué nos interesa y qué no. Aunque me gusta mucho explorar nuevas cosas.

Coméntame acerca de algunos proyectos en los que estés participando.

Actualmente participo en dos exposiciones. La primera se encuentra en la Fototeca de Cuba; se titula “Más allá de la apropiación” y se realizó como parte del evento Noviembre Fotográfico. Allí expongo junto a otros siete fotógrafos. El objetivo es hallar el paralelismo que existe entre las obras en exposición y la de fotógrafos cubanos de distintas épocas, encontrar los puntos en común, ya sea en la idea o en la proyección estética. La otra muestra se encuentran en el Centro de Desarrollo de Artes Visuales como parte de la actual Bienal de La Habana. En ambas participo con la serie “Modus Vivendi” que es una recopilación de mi trabajo desde 2018 hasta la actualidad.

¿Qué otros proyectos tienes para este año?

Por ahora presentarme al Post-it. Fuera de eso estoy abierto a cosas que vayan surgiendo.

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