“Tres no son multitud ¿estamos preparad@s?*
Por: Isachy Peña Pino
Mi educación afectiva, igual que la de la mayoría de la sociedad, gira en torno a mantener relaciones monógamas. Sin embargo, hoy en día me cuesta verme representada por ese ideal de pareja que venden las películas románticas: una pareja exclusiva “hasta que la muerte los separe”. Considero que hay muchas formas de amar, ser amada y de establecer o no relaciones con otras personas. No significa, en lo absoluto, que los modelos tradicionales de relaciones amorosas tengan que ser objeto de prejuicio, a menos que se encuentren dañando a una de las partes. De igual forma no debería juzgarse a las personas que deciden tener una actividad sexual alternativa, por el simple hecho de ser distinta a lo tradicional. Pero, la sociedad en general mantiene una actitud negativa hacia las personas que se salen de la normativa del amor romántico ya que cuestionan los límites y los ámbitos en los que culturalmente hemos acordado que debemos mantener nuestras relaciones afectivas (Teijeiro, 2019).
Desde la psicología, los estudios y análisis sobre las relaciones amorosas, los cánones sociales en los que se configuran las relaciones afectivas son, sin duda, imprescindibles para conocer las maneras en las que las personas se vinculan y establecen fórmulas de convivencia, a través de las cuales desafían los impuestos relacionales. Estudiar las diferentes formas de vivir y sentir el amor, o no, es de gran relevancia para observar cómo se van rompiendo las diferencias sociales de género que giraban en torno a la pareja normativa (Teijeiro, 2019). Se ha observado que una variedad importante de los problemas de la vida cotidiana están relacionados con temas del amor, el desamor o la falta de equivalencia del afecto que se deposita en el otro. Clínicamente, el amor es el evento que desencadena con mayor frecuencia manifestaciones depresivas o ansiosas, además de que genera los mayores cuestionamientos intrapersonales e interpersonales; por medio de él se construyen la vida cotidiana, las relaciones y los conflictos (Henales- Almaraz, Carreño-Meléndez, & Sánchez, 2011)
La no-monogamia consensuada es un término que se emplea para describir todas las relaciones románticas que se negocian entre más de dos personas y, por lo tanto, no son exclusivas, ya sea sexual, emocionalmente o en combinación (Grunt-Majer y Campbell (2016) citado por Teijeiro (2019). Autores como Rubel y Bogaert (2015) o Conley et al. (2013) citados por la misma autora, describen tres tipos de relaciones no-monógamas consensuadas: swinging, poliamor y las relaciones abiertas. En este ensayo se abordará específicamente las relaciones poliamorosas, con una mirada desde la psicología. Dentro de este tipo de relaciones, hay otros subtipos como las triadas (tres personas vinculadas entre sí) o las V (una persona que tiene dos relaciones románticas). También se presentan los quads (una relación poliamorosa entre cuatro personas) (Santiago, 2018).
El término poliamor fue creado en los años 80 en Estados Unidos de la mano de Morning Glory y Oberon Zell (aunque algunos autores reconocen su aparición en los 60 (Thalmann, 2008)). Este movimiento germinó a través de la confluencia de diferentes subculturas tales como el Paganismo, el BDSM y los grupos contraculturales de las comunas y define una gama amplísima de inéditas formas de relacionarse amorosamente con los otros y otras; un proyecto de vida que implica el involucramiento amoroso y sexual con más de una persona, en el respeto de la plena autonomía y libertad del sujeto (Teijeiro, 2019) (Neri, s/f). El término es la suma del vocablo griego poly, que significa mucho y la palabra latina amory, que se traduce como amor. Literalmente podríamos definirlo como “tener muchos amores o más de un amante” (Thalmann, 2008). Pero el poliamor es mucho más complejo que esto, su aparición es tan controvertida como su reciente propagación, que actualmente no se encuentra su definición en el diccionario de la Real Academia Española (RAE), es necesario acudir al idioma inglés. El diccionario de Oxford lo define como “la práctica de participar en relaciones sexuales múltiples con el consentimiento de todas las personas involucradas”. Es una definición bastante simplista e incompleta, y que obvia los principios básicos del poliamor. Al contrario de otros tipos de relaciones no-monógamas, no se basa exclusivamente en el sexo, dado que destaca la conexión emocional en una relación romántica de más de dos personas. El poliamor no solo cuestiona los parámetros relacionales, sino que invita a sentir diferente (Enciso, 2015) (Estilltravel.com Website, s/f).
Lo reciente del término, y su no-inclusión en el diccionario de la RAE no son barreras para que cada vez, más personas se encuentren involucradas en este tipo de relaciones. Su minoría, no debe suponer un desconocimiento por parte de la comunidad científica,
específicamente de la psicología. El accionar debe ser proactivo, estudiar e indagar, para educar, orientar y ayudar a quienes lo requieran. Por ello el énfasis del presente trabajo estará puesto en la preparación para manejar este tipo de vínculos, en especial en las triadas o triejas, que son las más sencillas y por la general más abundantes dentro de los subtipos de relaciones poliamorosas.
Desarrollo
La terapia de pareja ha sido definida como una de las modalidades de psicoterapia más difíciles que existen. Un/una terapeuta acostumbrado/a la terapia individual precisará un cambio en sus modos habituales de proceder y acoplarse al hecho de tener a dos miembros en la sala (Montesano, 2015). Con las terapias en triejas, ocurre lo mismo; el profesional debe estar preparado, dominar la metodología a utilizar en estos casos para abordarlo satisfactoriamente. Tampoco es ético, aceptar este tipo de casos sin tener la preparación requerida. Un mal manejo de estas situaciones puede provocar efectos nocivos.
En las últimas décadas han acontecido cambios culturales de gran significación, lo que implica para los terapeutas adaptarse a estas demandas cambiantes. En opinión de A. Montesano (2015) “uno de los retos vigentes más significativos radica en pasar del discurso sobre cómo ayudar a las parejas a mantener una buena relación al discurso de cómo reconocer la multiplicidad de formas en que es posible ser o no una pareja” (p.165); me tomo la licencia de agregar a su definición: conocer las diferentes formas de establecer lazos afectivos, introduciendo en estas formas diversas y complejas, otros tipos de relaciones.
Si bien la evolución de la terapia de pareja ha producido una cantidad considerable de investigaciones, es muy poca la bibliografía referente al abordaje terapéutico de las relaciones poliamorosas. La mayoría gira en torno a qué es, cómo tener una relación de este tipo o testimonios de personas que lo practican. Dentro de la comunidad poliamorosa existe la percepción de que sus terapeutas no tienen una buena información sobre su forma de vivir y sus necesidades. Otros comentan su reticencia a ir a terapia debido al miedo a prejuicios y ven que deben usar su costoso tiempo de terapia en educar a sus terapeutas sobre qué es el poliamor, y convencerles de que es un estilo de vida (Weitzman, Davidson, & Philips, 2014).
Por ello es importante conocer las características de este tipo de relaciones, cómo son vivenciadas y cuáles son los problemas que pueden presentar que pueden ser abordados en terapia. La definición de poliamor que más se ajusta al presente ensayo es la ofrecida por Villa, Ramírez y Zapata (2016) que lo consideran como una construcción de relacionamiento erótico afectivo no monógamo, en donde convergen de manera simultánea, consentida y consensuada los miembros que la practican, independientemente de su orientación sexual y de las múltiples formas de convivencia que se dan entre sus integrantes (Bernal, Ospina, & Rincón, 2019).
En las relaciones poliamorosas, si bien el sexo no deja de ser importante, forma parte de una esfera de dimensiones más amplias, donde también se encuentran la afectividad, el cuidado mutuo, la búsqueda personal, el amor propio, formas colaborativas de crianza y búsquedas de tipo espiritual. El lema es “no hay amor libre, sin responsabilidad afectiva”, esto demuestra que lo importante es que los vínculos que se establezcan, más allá del número, sean vínculos basados en la honestidad, la responsabilidad, en el compromiso y el respeto tanto por uno mismo como por el otro, construyendo su relación con miras a mantenerse y perdurar a través del tiempo (Ferrario, 2018) (Bernal, Ospina, & Rincón, 2019).
En la actualidad las parejas poliamorosas suelen estar conformadas por personas entre los 20 y 40 años, con nivel educativo universitario y no profesan una religión específica, aunque hayan practicantes de estas en sus familias de origen. Las personas que constituyen este tipo de relaciones no se sienten identificadas con una doctrina religiosa, porque conciben la libertad afectiva y sexual desde una perspectiva diferente a la que fueron educadas (Bernal, Ospina, & Rincón, 2019) (Medicina de Familia en la Red, 2018).
Los principales motivos que se pueden encontrar para la configuración de una relación poliamorosa son: la experimentación y el cuestionamiento de los parámetros monógamos establecidos. Desde hace décadas, nuestro sistema relacional ha estado ligado a la monogamia, como forma de emparejarse. La idea de posesión, propiedad privada y de tener a otro para ser y estar, es el triste modo en que nos han enseñado a amar (Neri, s/f). Easton y Hardy (2013) citados por Teijeiro (2019, p. 15) recogen lo siguiente: “Se nos dice que la monogamia es “normal” y “natural”. Si nuestros deseos no caben dentro de esos límites, carecemos de moral, tenemos problemas psicológicos y somos contra natura”.
La forma natural del amor, para los humanos, es la pareja y su regla, la exclusividad (Thalmann, 2008). Es por ello, que el miedo a la crítica de la sociedad puede ser una problemática recurrente en las relaciones poliamorosas, llegando a edificarse como una barrera que impide su inicio y/o bienestar. También la terapia puede ayudar a explorar el significado de los sistemas que pueden haber influido en la experimentación de la culpa, basada en una socialización más tradicional y el mantenimiento de celos y deseos de compromiso del sistema monógamo. El miedo a la crítica y al rechazo, puede llevar a mantener en secreto la relación, que a corto o largo plazo, provocará malestares. Por lo que el/la terapeuta debe ser consciente que algunos problemas se deben al estrés resultante de estos conflictos entre valores internos/externos y no necesariamente a la relación per se (Weitzman, Davidson, & Philips, 2014).
Sin embargo, algunas investigaciones han indicado que ambos modelos no se oponen completamente. Por un lado, se plantea la necesidad de combatir los celos y la posesión asociados en gran medida a la monogamia, por otro, se reconoce la existencia del monoamor, es decir, la voluntad y posibilidad de mantener vínculos afectivos y sexuales por el tiempo que se considere necesario, con una sola persona. Esto evidencia, que la monogamia en sí, no representa un problema para estas personas, sino la forma en la que se lleva a cabo (Ferrario, 2018) (Santiago, 2018).
Algunos autores sostienen que una vez que las personas en una relación poliamorosa, son capaces de aceptar y manejar su nuevo estilo de vida, los problemas que se presentan son muy similares a los de las parejas tradicionales. Cuestiones relacionadas a la comunicación, diferentes grados de compromiso, expectativas diferentes y la búsqueda de un equilibrio entre autonomía e intimidad. También se presentan los relacionados con el tiempo y el dinero, el sexo seguro, pertenencias y espacio personal. (Weitzman, Davidson, & Philips, 2014) (Weitzman, Davidson, & Philips, 2014).
Se ha identificado, que aunque se busca alcanzar el estadio de la comprensión, se percibe la emergencia de los celos en ese proceso de desaprendizaje de los sentimientos y formas de relacionarse asociadas al modelo de “amor romántico” (Weitzman, Davidson, & Philips, 2014). Hay autores que plantean que los celos suelen manifestarse, sobre todo al principio, y que a menudo disminuyen con el tiempo, incluso sin intervención terapéutica. La ayuda de profesionales con formación en este tipo de asesoramiento puede reducir ese período considerablemente y suavizar el recorrido (Weitzman, Davidson, & Philips, 2014). Al mismo tiempo, se reconoce que existen formas reconfiguradas de fidelidad. Este contrato no implica mantener vínculos sexuales y afectivos con una sola persona, pero sí existen de la índole de “contarse todo” o la polifidelidad. Semánticamente la palabra fidelidad incluye el tema de la confianza, la fe y la palabra empeñada, por lo tanto, se alude a la infidelidad cuando existe una ruptura, ausencia o falta de confianza o fe. La fidelidad en estas relaciones va más allá del aspecto sexual y se convierte en lealtad; contar las cosas, en tener en cuenta a los/las compañeros/as de la relación cuando se toman decisiones de quién entra o no a la misma, de considerar a los otros como partes importantes con voz y voto. Cada grupo le da a estos contratos sus características particulares, pero el fallo a estos acuerdos establecidos, puede ocasionar problemas en la relación susceptibles de terapia. A estos se suman los diferentes grados de liberación intelectual y emocional, críticas de las personas de su entorno, falta de apoyo externo, sensación de retraimiento, aislamiento, soledad y dudas que derivan de todo esto (Ferrario, 2018) (Bernal, Ospina, & Rincón, 2019). Como se refería, uno de los desafíos más grandes de este tipo de relaciones, es desaprender modelos tradicionales de pareja y construir otros que estén más alineados a su manera de concebir y sentir el amor hacia otros (Lagarde, 2005 citada por Bernal, Ospina, & Rincón, 2019).
Además, se observa que los problemas más comentados son los relacionados con la comunicación y las diferencias de personalidad, muy presentes también en las relaciones tradicionales. Pero, también son comunes los referidos al compromiso, la satisfacción de necesidades, el miedo al abandono, culpa y la naturaleza de las actividades sexuales y los celos como se comentaba anteriormente. Las personas pueden enfrentarse a retos como la formación de la trieja, y la integración de sus miembros; lo que incluye el tiempo y las energías para la búsqueda contínua del consenso, la dispobilidad sufiente de tiempo a solas, territorialidad, las obligaciones derivadas de relaciones anteriores (como hijos) y los asuntos relacionados con el crecimiento personal individual. Pueden surgir problemas debido a miembros reticentes o demandantes y también es importante los asuntos legales a los que deben enfrentarse (Weitzman, Davidson, & Philips, 2014).
La actitud de que no hay nada más fácil que amar, sigue siendo una idea prevalenciente sobre el amor. Las relaciones poliamorosas no están exentas de esta idea irracional. El primer paso es crear conciencia en los sujetos de que hay que aprender a amar, como se aprende cualquier otro arte como la música, la pintura, la carpintería, la medicina o la ingeniería. Es así como debe dominarse tanto su teoría como su práctica (Fromm, 2014).
Una cuestión básica para terapeutas es si son capaces o no de trabajar efectivamente con estas personas. Las investigaciones indican que algunos/as terapeutas consideran que tienen desórdenes de personalidad antisociales, y los estigmatizan considerándoles personas con miedo al compromiso o a la intimidad, con matrimonios insatisfactorios o problemas de identidad. Aunque dichos sesgos no se encuentran en la totalidad de los/las terapeutas, son suficientes para que esas personas se sientan mal en terapia y tengan recelo en buscar ayuda en los servicios de salud mental. Tradicionalmente, la psicoterapia ha reflejado los sistemas de valores mayoritarios de los grupos culturales en los que se ejerce, y ha visto los estilos de vida alternativos como patológicos e inmorales. Debido a ese sesgo, a menudo tienen la tentación de cambiar el estilo de vida en lugar de aliviar los problemas que motivaron a esos sujetos a buscar terapia (Weitzman, Davidson, & Philips, 2014). Al trabajar con estas personas con estilos de vida alternativos, es importante, que los objetivos sean los de los pacientes, comenzando con la aceptación de una determinada decisión de elección de estilo de vida y concentrándose fundamentalmente en las problemáticas para el paciente en concreto.
Sin embargo, se han desarrollado numerosos servicios especializados como colectivos de terapia feminista y centros para parejas gays. También existen recursos online para el asesoramiento “polifriendly” como la plataforma colombiana PsicoWebLove para la educación y orientación psicológica, ofreciendo a los/las internautas el acceso a información organizada de carácter académico, periodístico, alternativo, etc. En España se lleva a cabo una terapia de grupo para poliamorosos: “Las policañas”, es un encuentro donde se ponen en común problemas y consejos de tener varias relaciones sentimentales a la vez (Weitzman, Davidson, & Philips, 2014) (Rubio & Quintero , 2019) (Zuilt, 2018). El objetivo es seguir creando estos espacios de acompañamiento y asesoramiento que les permita a estas personas recibir la ayuda que merecen.
Conclusiones
Este ensayo constituye un medio para la reflexión y el análisis a partir de preguntas importantes: ¿Qué es el poliamor? ¿Estamos preparados/as como profesionales? Personalmente creo que como sociedad aún no estamos preparados/as, en especial en nuestro país donde predomina aún una cultura machista y patriarcal. Afortunadamente, tenemos la suerte de vivir en un momento histórico de apertura y tolerancia, en especial entre las generaciones más jóvenes, donde se están experimentando otras formas de amar. Esto implica que los/las profesionales de la psicología debemos estar preparados/as para afrontar este tipo de problemáticas en las terapias. Esta preparación debe implicar un conocimiento profundo sobre sus características y los problemas derivados de las diferentes dinámicas que en la relación tiene lugar.
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Referencias Bibliográficas
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Ferrario, M. (2018). Poliamor, parejas abiertas y anarquía relacional: Una etnografía sobre el amor libre. X Jornadas de Sociología de la UNLP, Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. , Departamento de Sociología, La Plata. Obtenido de http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/trab_eventos/ev.11498/ev.11498.pdf
Fromm, E. (2014). The Art of Loving (Edición Limitada de 2 000 ejemplares ed.). (N. Rosenblatt, Trad.) Editorial Paidós.
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Zuilt, M. (25 de mayo de 2018). Poliamor Madrid Website. Obtenido de https://poliamormadrid.og/actividades/policanas/
*Ensayo final, presentado en la asignatura Orientación y terapia sexual (OTS) (Facultad de Psicología de la Universidad de La Habana)