Vida, esperanza y el valor de la unidad en _Raya y el último dragón_
Por: Anyi Llera Cásido
Durante siglos, los dragones han formado parte de la mitología propia de diversas culturas en todo el mundo. El simbolismo asociado a estos seres ha inspirado disímiles relatos que luego han sido llevados al cine, especialmente, en la cinematografía infantil. Por ello, la Dirección de Programación Cinematográfica del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) ha diseñado un ciclo temático dedicado a los dragones: Dragones de fantasía, como parte del Festival de Cine de Verano.
Dicho ciclo se encuentra en la matiné de los sábados del cine Riviera y de martes a domingo en la sala Glauber Rocha. Asimismo, será repuesto en el mes de agosto en la sala Enguayabera (Alamar). Los títulos que componen la selección son Raya y el último dragón (Estados Unidos, 2021), El dragón de los deseos (China, 2021), El jinete del dragón (Alemania, 2020) y Cuentos de Terramar (Japón, 2006).
Raya y el último dragón constituye uno de los filmes de estreno en los cines de la capital. Dirigida por Don Hall (ganador de un premio Oscar a Mejor Película Animada por Grandes Héroes) y Carlos López Estrada (conocido por el film independiente Punto ciego) fue estrenada simultáneamente en cines estadounidenses y en Disney+ Premier Access en 2021, siendo la primera cinta que se proyecta de manera conjunta en ambas plataformas para su estreno.
El filme está inspirado en las culturas del sudeste asiático, por lo que conforma una amalgama visual de arquitectura, costumbres y otros elementos característicos de estas regiones. El templo hinduista Angkor Wat, en Camboya, los grandes campos de bambú de Vietnam, los mercados de Laos, Tailandia e Indonesia son algunos de los espacios en los que se basa el equipo de realizadores para conformar Kumandra (una tierra de fantasía habitada por dragones y seres humanos en la que se ambienta la historia).
El elenco de actores y actrices que dan vida a los personajes son, en su mayoría, estadounidenses con ascendencia asiática. Entre ellos destaca en los papeles principales Kelly Marie Tran (popular por su personaje Rose Tico en Star Wars) como la protagonista Raya, Awkwafina (actriz y cantante) encarnando a la dragona Sisu y Gemma Chann (actriz y exmodelo) como Namaari amiga/ rival de Raya. La banda sonora incluye partituras de James Newton Howard (célebre por componer para los filmes Dinosaurio, Atlantis: El imperio perdido y El planeta del tesoro) y una versión filipina del tema principal Lead the way[1].
Si bien los realizadores lograron ofrecer una imagen fresca y desprejuiciada de las culturas surorientales, el principal mérito de Raya y el último dragón no está dado solamente en brindar una plaza para visibilizar dichas culturas en el mundo mágico de Disney y presentar la primera princesa del sudeste asiático. Resulta también de sumo valor la manera en que logran conjugar los antiguos patrones de la productora con las nuevas maneras y motivar, una vez más, a todo público a reflexionar en torno a temas tan conmovedores como la familia, la amistad, la confianza, la fe y las segundas oportunidades.
Esto se demuestra desde el argumento en el que Raya, cuyo nombre significa en Tailandia la que lidera, debe encontrar el último dragón para eliminar definitivamente a los Drunn, criaturas nacidas de la discordia humana. En este empeño por recuperar Kumandra y a su familia, la protagonista emprende un viaje de redención y enseñanzas, pues en su camino por todos los territorios divididos aprende el valor de la unidad y la confianza en los demás. Así, aunque los protagonistas esperan un milagro en el último dragón, la verdadera magia estaba en ellos.
La narración resulta entonces una ambiciosa mezcla entre fórmulas ya probadas como la princesa guerrera y una novel manera de introducirla, ya que la trama no se sustenta en una historia romántica, ni tira del musical como es habitual, sino que se vale de elementos del cine de acción para mostrarnos épicas coreografías de artes marciales. Estas representaciones constituyen, además, una forma de personificar los territorios en los que se inspiran, lo cual es visible en formas de lucha que se exhiben como el Pencak Silat indonesio y el boxeo tailandés Muay Thai
Igualmente, se nos presentan peculiares personajes secundarios, que como es tradición en las cintas de Disney remueven la sensibilidad del público por su diseño visual y comicidad. Prueba de ello es Sisu, que en su concepción recuerda al divertido Mushu de Mulán (1998). Sin embargo, contrario a Mushu que se asocia a los dragones chinos de la suerte y el poder, Sisu emula a los Naga, criaturas con forma de serpientes afiliadas al agua, la vida y la esperanza. De ahí que, Sisu cargue en sí gran parte del mensaje de este nuevo filme de Disney. Una cinta que sin ser un derroche de creatividad plasma a través de una emotiva historia grandes lecciones acompañadas de una lograda imagen de las culturas del sudeste asiático.
[1] El tema original fue compuesto e interpretado por Jhené Aiko, mientras la versión estuvo a cargo de la cantante filipina KZ Tandingan