XXX: maneras para entendernos mejor
Por: Sender Escobar
El erotismo puede ser una experiencia íntima o colectiva de entenderse con la realidad. Sujeto a las percepciones de lo placentero, ocurre también un fenómeno asociado a los medios de obtener satisfacciones desde lo físico o sensitivo.
Históricamente una de las mayores polémicas en torno a las corrientes feministas desde sus múltiples miradas sociales y fuerte activismo, para visualizar comportamientos heredados y pensamientos que han minimizado, cosificado y dudado del valor y capacidad a las mujeres durante siglos, así como mostrar exitosos emprendimientos y liderazgo en diferentes sectores, se encuentra la pornografía.
Respecto a una de las expresiones cinematográficas más consumidas a nivel mundial en la actualidad continúa sobre ella un estigma precedido desde lo visual, que pone en duda la ponderación del rol femenino. Aunque desde los años 80 del siglo XX mucho ha cambiado dentro del género, a partir de que mujeres disconformes con las maneras de crear y entender desde el porno, el cuerpo femenino como protagonista y no como herramienta.
La realizadora audiovisual sueca Erika Lust, quien se desempeña como directora de películas porno, ha destacado en la industria del sexo por ser pionera en buscar y mostrar alternativas visuales y dramatúrgicas de fuerte carga erótica apoyada en los encuentros sexuales, en los que según sus propias palabras, se ha enfocado en hacer de sus propuestas una manera de entender a la pornografía como un medio “más humano, más íntimo y más real”.
Pero no todo ha quedado en mujeres. Uno de los más conocidos iniciadores de la óptica femenina en la industria de películas para adultos es el reputado director de cine y empresario francés Marc Dorcel. En las películas que produce su compañía, la mujer ha pasado de simple objeto del deseo a un personaje que tiene apetitos sexuales y se satisface a su antojo.
Una de las más válidas propuestas que solventan sus argumentos cinematográficos fueron las películas protagonizadas por la icónica actriz del porno francés: Laure Sinclair (quien llegó a firmar un contrato de exclusividad con Dorcel). En sus inicios, Sinclair estuvo a punto de abandonar la industria por sentirse maltratada y subvalorada, hasta que conoció a Dorcel y todo cambió para ella.
Sobre los enfoques del porno, basados primeramente en una opción para satisfacer o estimular uno varios deseos, ocho mujeres (todas heterosexuales) opinaron a partir de lo que buscan y perciben; lo cual coloca nuevamente a la pornografía en un territorio bifurcado. Si bien no todas las entrevistadas opinaron positivamente, la coincidencia estuvo siempre a partir de la satisfacción y el aprendizaje que se obtiene en el consumo habitual o esporádico de pornografía en sus distintas categorías.
Ava es actriz, madre de dos niños y consume porno lésbica con regularidad. Manifiesta que la relaja del estrés y la vida cotidiana. Para ella el porno es un medio de combatir la depresión, pues considera que su autoestima sube y sus energías se renuevan.
Tengo un sitio específico donde siempre encuentro lo que busco: mujeres femeninas. Casi siempre cumplen mis expectativas aunque a veces he puesto interés en otros vídeos donde las actrices son muy lindas y no por ello el vídeo ha estado bueno. También me ha sucedido lo contrario, que las performer no son tan bellas físicamente, pero la porno es súper.
En lo personal el porno cumple mis expectativas pues satisfago mis deseos. Libero energías. Me relajo. Hasta el momento en las películas que he visto, al masturbarme, siempre he logrado llegar al orgasmo.
Sobre el porno convencional: hombre-mujer, Ava considera que ha conseguido satisfacerse, pero con mayor esfuerzo, pues aprecia falsedad en las puestas en escena, ya que percibe un enfoque narrativo en el que la figura a complacer es el hombre, lo cual para ella también incide en la realidad porque ha implicado que muchos jóvenes asuman la construcción visual de la pornografía como una realidad. Que el coito ocurra sin juegos sexuales previos y todo ronde en torno a la penetración.
Acerca del enfoque del porno como una herramienta de empoderamiento femenino, Ava respondió que es una nueva manera de romper estereotipos patriarcales, de emprender y posicionarse como dueña del cuerpo ante la sociedad.
Kate estudia actuación y acude al porno con poca frecuencia, en momentos de soledad sobre todo, para buscar placer. Igual que Ava, considera que el porno lésbico es mucho mejor. Aunque para ella las temáticas argumentales del porno no destaquen, sobre todo, por la originalidad. Kate no considera al porno un medio de empoderamiento para las mujeres.
Bette es licenciada en literatura inglesa, prefiere los vídeos amateurs por su nivel de realidad, considera que: “el porno lésbico también tiene su cosa y a las mujeres nos gusta mucho”.
Sobre propuestas interesantes u originales, aborda sobre una temática poco difundida: la gerontofilia. “Estoy loca por encontrar porno de viejitos. Una vez me hablaron de una productora que hace tipo reallity shows de porno. Es decir, encierran a una pila de gente en una casa y que pase lo que pase”.
Para Bette, la pornografía sirvió como herramienta para conocerse a sí misma cuando inició su vida sexual y también constituyó un apoyo para “desinhibirme a explorar mi cuerpo y a dejar que me lo exploren. Nada me parece demasiado raro ni malo”.
Sobre el avance en el discurso de género dentro de esta corriente expresiva Bette piensa que funciona también como una manera de empoderamiento pero “está muy orientado a la satisfacción del hombre. Creo que podría ser un poco más feminista”.
Rita es realizadora audiovisual y consume pornografía de modo esporádico. Por su profesión le cuesta distanciarse de lo que observa desde el punto de vista técnico y argumental. “Siempre me fijo en la realización, en la historia. Las que más aceptables me resultan son aquellas que cuentan una historia y van más allá del mete y saca”.
Prefiere las escenas de tríos, pues intrínsecamente contienen una historia previa. Sobre lo que transmite el porno, apunta que solo aporta inseguridades.
Su visión sobre el mercado del sexo desde la imagen dista mucho de percibirlo como una nueva manera de empoderar a las mujeres. “No compro eso. Al final del caso muchas de esas mujeres arrastran algún trauma infantil o de baja autoestima. Es una industria devoradora y no considero que lo hagan por libre voluntad”.
Sofía es diseñadora. Prefiere las películas del sitio web tushy.com; para ella la estética de esta plataforma funciona diferente y va más enfocado a lo que busca, sobre todo, para la satisfacción femenina. Sofía no considera que la pornografía sea del todo una herramienta válida de empoderamiento, aunque manifiesta que consumir porno o dedicarse a ella profesionalmente es una decisión normal que se debe apreciar positivamente, sin tabúes.
Gina es periodista. Recurre al porno como una vía alternativa de placer. Prefiere observar aquellas que tengan una historia anterior al acto sexual. “Los hombres suelen cortar los videos para ir al grano. No conozco una sola mujer a la que le guste ir ´´directo al mete-saca´´”.
Sus categorías preferidas son las que presenten más de una pareja en acción: “Tallas grupales. Con su toque de BDSM[i] si está bien justificado y un par de cosas kinkys”.
Desde lo discursivo, Gina toma partido hacia lo didáctico, aunque expresa que el porno no deja de caer en un lugar común respecto a su dramaturgia: “Uno aprende par de cosas, pero la verdad es que a veces es todo muy misógino.”
La pornografía para Gina ha constituido un medio de comunicación consigo misma, pues el hecho de observar a personas desinhibidas en su totalidad fue un aporte respecto a su propia libertad individual. “Por poco feminista que suene, he aprendido a soltarme y probar cosas que no se me hubieran ocurrido. Me ha ayudado a ser más abierta de mente y comunicativa. A conocerme mejor. Pero a veces corres el riesgo de idealizar cosas que no son necesariamente buenas o no son “lo tuyo” por complacer a alguien más. A veces el porno le quita espontaneidad al sexo. Empiezas a actuar.”
Si la pornografía constituye para las mujeres un nuevo modo de empoderamiento, Gina manifiesta que reside desde el punto de vista desde donde se aprecie.
Marilyn es fotógrafa. Observar porno no es habitual para ella, pero de vez en cuando revisa lo que le resulta más llamativo. Prefiere las orgías o propuestas en las que la mujer domine o humille a su pareja.
En su caso, la contradicción muchas veces aflora, pues encuentra que la mayoría de las corrientes del porno tienen una alta carga de subordinación de las mujeres hacia el hombre como centro y principal hacedor de la historia.
El gran final, dentro de lo más común del porno, es el sometimiento: la eyaculación del hombre. ¿En esas películas dónde se refleja el orgasmo de la mujer o el momento donde ella llegue a su clímax? Incluso los planos están enfocados a esta idea: la mujer sometida. Muestran mujeres hermosas, pero es más difícil disfrutar el físico de los hombres. Todas esas cosas juntas acomplejan un poco. Está bien tener una fantasía sexual donde humilles o te humillen, siempre y cuando ambos estén de acuerdo. Lo que no me parece correcto es que muchos asuman como una realidad o patrón sexual lo que presentan las películas pornográficas.
No todo respecto a la pornografía para ella es negativo, pues conoce de otras propuestas que se han centrado más en la óptica femenina, que van desde lo sugestivo a lo soft. Aunque no se encuentra en desacuerdo con el porno como concepto, Marilyn no valida esta expresión como un medio de empoderamiento, pues lo considera una industria explotadora de fuerte carga machista.
Indiscutiblemente, la pornografía será una expresión que nade entre dos aguas a partir de percepciones particulares y hechos verídicos que manifiestan quienes han tomado este camino por elección propia o recurrido a ella para solventar urgencias económicas o espirituales.
Más no queda duda que la pornografía es un camino hiper transitado, ya sea para buscar placer o como herramienta cognoscitiva. La subjetividad en estos casos siempre tendrá la última palabra en el trayecto para encontrar, desde lo íntimo, diferentes maneras para entendernos mejor.
[i] Bondage-Sadomasoquismo