Yo vengo de todas partes
Apuntes metodológicos para el estudio del espacio Caribe
Por: Lic. Laritza Suárez del Villar
Hace algunos años descubrí que el Caribe es una región de América Central dotada de una complejidad y diversidad tan extensa que nuestro archipiélago cubano solo constituye un fragmento de una vasta memoria histórica y cultural. El espacio caribeño se puede comprender como una vorágine, no sólo porque en su mar se gestan de manera crónica tormentas tropicales o huracanes, sino porque ha devenido escenario de uno de los procesos de mezcla o mestizaje cultural más grandes de América.
La explicación al símil anterior me transporta a mi prístina experiencia de investigación del Caribe, cuando era estudiante de historia del arte. Recuerdo el primer día de clases de la asignatura Arte del Caribe, la profesora preguntó a mi grupo, ¿qué es Caribe? La interrogante es comúnmente realizada por los profesores en la clase inaugural de la asignatura a cada generación de historiadores del arte que ha transitado por las espaciosas aulas de la Facultad de Artes y Letras.
Tanto a mis compañeros como a mí nos parecía una pregunta sencilla, y hasta obvia, pues en ese instante pensamos que podíamos establecer una analogía de esta región con Cuba. Como vivimos en la mayor isla de las Antillas del Caribe, respondimos la pregunta basándonos en características generales de nuestro país. Expresamos, entre otras variadas ideas, que el Caribe es insularidad, que las costas de las naciones que la componen están bañadas por el Mar Caribe y que el clima es tropical.
Si bien estos rasgos geográficos no son erróneos, pecamos de reduccionistas y excluyentes. Evidentemente el propósito de la pregunta, en apariencia tan fácil, era relucir cuán equivocados estábamos, y con el fin de erradicar nuestra ingenuidad se inició el contenido de la asignatura.
La primera sorpresa y exaltación que tuvimos fue cuando conocimos la existencia de varios caribes, y no uno solo. Parafraseando el texto Tan lejos de Dios…ensayos sobre las relaciones del Caribe con Estados Unidos del investigador puertorriqueño Antonio Gaztambide-Géigel, el término Caribe es una invención del siglo XX, a partir de 1989 cuando Europa le transfirió su hegemonía a los Estados Unidos. La nación dotó inconscientemente a la historia de un caribe o de varios caribes con su irrupción como potencia dominante en la región.
El catedrático presenta cuatro conceptos de caribe, los cuales pueden ser solo geográficos, configurados por el dominio imperial, o creados con un propósito intelectual. El primero y más antiguo es el Caribe insular o etnohistórico, el mismo incluye a las Antillas, West Indies, Belice, las Guyanas y puede llegar al norte con las Bahamas y las Bermudas. En la definición se encuentran territorios que no poseen litoral al mar Caribe, pero comparten el legado cultural e histórico de países de América Central Insular, antes colonias de España, Inglaterra, Holanda, Francia.
Para el ensayista cubano Antonio Benítez Rojo cuando realiza una reinterpretación del hecho geográfico en su texto La Isla que se repite, declara que el Caribe es un meta-archipiélago, no tiene límites ni centro. Esto conlleva a pensar que la geográfica, en caso excepcional, no define del todo a la región; de hecho, las cartografías antiguas y los diccionarios geográficos posteriores no contienen una delimitación exacta del espacio Caribe. Según la doctora Yolanda Wood, fundadora de la asignatura en la faculta de Artes y Letras: El Caribe es una entidad histórica, en donde el tiempo es una categoría importante que juega en función del desarrollo histórico-evolutivo de la región. Es decir que la configuración espacial de Caribe está sustentada en acontecimientos históricos-sociales a lo largo del tiempo[1].
La doctora propone que la definición del espacio Caribe se debe analizar a partir de un repaso por la historia. Nos remontamos entonces al descubrimiento de América, porque fue por el Mar Caribe donde llegaron los descubridores al continente. Los españoles denominaron Caribe a esta zona debido a que era poblada por grupos de indígenas antropofágicos, llamados caribes, aunque también cohabitaban los taínos: una comunidad pacífica y trabajadora, con desarrollo en la ganadería y en la cerámica. Según Yolanda Wood la agresividad de los caribes fue la justificación para el genocidio o exterminio de los indígenas en manos de los conquistadores.
A pesar de haber sido España la metrópolis que descubrió las Américas, poseía cierto atraso en su aparato económico, todavía regido por el feudalismo, en comparación con el resto de las potencias europeas como Inglaterra, Holanda o Francia, donde florecía el Renacimiento. Debido al desarrollo tecnológico, el fortalecido sistema de navíos y los corsarios contratados estas coronas lograron arrebatarle algunos de los nuevos territorios a España, movidas por las riquezas minerales y naturales.
El Caribe se convirtió en una región multimetropolitana: Guyana Inglesa y Trinidad fueron colonias de Inglaterra; Martinica, Guadalupe, Guyana francesa y Haití colonias de Francia; Surinam y las islas Aruba, Bonaire, Curazao y San Eustaquio colonias de Holanda. Mientras que República Dominicana, Puerto Rico, Cuba, Colombia, Venezuela, El Salvador permanecieron como colonias de España, a pesar de los múltiples intentos de los países europeos por apoderarse de los territorios españoles en ultramar; sobremanera Cuba, por su estratégica ubicación para el comercio con el resto del continente americano.
Se destaca una apropiación del territorio por España en las colonias hispanas a partir del poblamiento. Ocurrieron asentamientos de europeos, movidos por el hallazgo de yacimientos de piedras preciosas, y también el mestizaje del español con otros componentes étnicos como los aborígenes del suelo americano y los importados africanos.
En los asentamientos no hispanos, los colonos ingleses, franceses u holandeses eran absentistas, poseían haciendas sostenidas por la esclavitud negra o por mano de obra barata procedente de Asia para la producción de las plantaciones. Las colonias fueron las iniciadoras de la economía de plantación en el Caribe en el siglo XVII, inspiradas por el gran existo que había tenido en Brasil, nación bajo el dominio de Portugal. En cambio, en las colonias de España no cobró auge la economía de plantación hasta el siglo XIX y primeros años de la centuria siguiente.
Pablo Maríñez comenta que fue precisamente la plantación, sobre todo la azucarera, la que en buena medida moldeó la vida económica, política, social y cultural de los países del Caribe[2]. Entorno a la sociedad de plantaciones se erige la denominación de caribe cultural, la más intelectual de todas las tendencias por contener zonas de América de las plantaciones o Afroamérica Central, además del Caribe insular, el sur de Estados Unidos y de Brasil.
En estos territorios nació el criollo y floreció la cultura caribeña, ambos como respuestas al orden social y al sistema económico de las plantaciones. Subyace aquí el proceso de transculturación entre las diferentes étnicas establecidas en el suelo caribeño, lo que trajo consigo, entre otros factores, el multilenguaje. El idioma de las islas del caribe si bien es una expresión de dominación de las metrópolis, -pues el leguaje español es el núcleo de las colonias hispanas, y el inglés, neerlandés y francés el de las colonias no hispanas-, también es evidencia de la diversidad.
La confluencia en un mismo territorio de la herencia de otras culturas como la africana, la asiática y la indígena, aparejado con la necesidad de comunicarse, logró el surgimiento del creole o lengua criolla haitiana, beliceña, de Guyana Francesa, inglés criollo trinitense, etc. En el caso de las colonias hispanas como Cuba, cuyo idioma oficial es el español, existen gran cantidad de vocablos que etimológicamente provienen de la comunidad aborigen o de tribus africanas.
Algunas de las palabras son propias de las religiones de los esclavos africanos o de la teogonía de los taínos, las cuales no perecieron ante el imponente adoctrinamiento cristiano de los colonos. La resistencia cultural conllevó al clandestinaje de sus culturas, es decir, “disfrazaron” sus creencias mediante la analogía de significantes o significados con la religión cristiana. Surge así un sincretismo religioso en el Caribe, donde se fusionaron o hibridaron códigos, imágenes, íconos, símbolos, y mitos de la religión católica, africana, hindú, y la mitología aborigen. Son ejemplo de ello la santería o regla de ocha- ifá en Cuba, Puerto Rico, el vudú en Haití y el candomblé en Brasil.
Estos pueblos también tienen una tradición de sublevación que parte de su voluntad por liberarse del sistema abusivo, deshumanizado y explotador, por abolir la esclavitud y luego, por la descolonización como la revolución de Haití, y la guerra y revueltas por la independencia del dominio colonial en Cuba y Puerto Rico. Durante años de intensas luchas, los Estados Unidos vigilaban el espacio Caribe para, en el momento justo, desplegar su dominio, utilizando disímiles mecanismos y métodos de penetración. Obtuvo varios territorios con la ocupación militar (Cuba, República Dominicana), injerencias políticas y comerciales (Panamá), pago de deudas (Puerto Rico), compra (Islas Vírgenes, Santo Tomás) y bases navales y aéreas.
Tomando como punto de partida las relaciones con los Estados Unidos, se conceptualiza el Caribe geopolítico, el cual contiene al Caribe insular, Centroamérica y Panamá desde 1945. Con la contraofensiva estadounidense de varios países, unificados en organizaciones políticas y económicas desde la década de los 80’, se ha configurado otra tendencia llamada el Gran Caribe o Cuenca del Caribe que incluye el resto del caribe, Venezuela, parte de Colombia y de México. Los países que integran esta denominación asumen una identidad caribeña, he intentan crear un espacio económico común para el desarrollo sostenible de la región a partir de la cooperación de los miembros de organismos como la Asociación de Estados del Caribe.
Con este sucinto recorrido por algunas claves metodológicas para el estudio del espacio Caribe se vislumbra que ocurrieron sucesos y procesos similares y concatenados entre sí en las islas y costas continentales que componen el Caribe, como la conquista, colonización, transculturación, y luchas por la independencia de un poder hegemónico externo.
Sin embargo, fueron diferentes las potencias que colonizaron y se asentaron en el territorio caribeño, y desiguales los modos en que se han fundido los componentes étnicos en el suelo cada nación; estos factores trajeron consigo particularidades en las civilizaciones culturales que surgieron en la misma región. Para los autores Jesús Guanche y Manuel López Oliva en el texto Caribe síntesis de lo diverso cuando se refieren a la cultura caribeña como categoría particular que enlaza a los pueblos del área, no es a la suma de peculiaridades nacionales, sino a la síntesis de rasgos comunes con alcances internacionales que constituye, por su esencia, la unidad de lo diverso[3].
[1] Yolanda Wood. «Repensar el espacio Caribe.» En Las artes plásticas en el Caribe, de Yolanda Wood, 9–20. La Habana: Editorial Félix Varela, 2006.
[2] Pablo Maríñez. «Esclavitud y economía de plantación en el Caribe.» Universidad Veracruzana. 1997. http://cdigital.uv.mx (último acceso: 13 de octubre de 2020).
[3] Jesús Guanche y Manuel López Oliva. «El Caribe síntesis de lo diverso.» Revolución y Cultura, 1979: 28–29.
Bibliografía
Beníntez Rojo, Antonio. La isla que se repite. Madrid: Casiopea , 1998.
Bosch, Juan. De Cristóbal Colón a Fidel Castro. El Caribe, frontera imperial. La Habana: Ciencias Sociales , 2007.
Gaztambide-Géigel, Antonio. Tan lejos de Dios…ensayos sobre las relaciones del Caribe con Estados Unidos. Puerto Rico: Ediciones Callejón , s.f.
Guanche, Jesús y Manuel López Oliva. «El Caribe síntesis de lo diverso.» Revolución y Cultura , 1979: 28–29.
Maríñez, Pablo. «Esclavitud y economía de plantación en el Caribe .» Universidad Veracruzana . 1997. http://cdigital.uv.mx (último acceso: 13 de octubre de 2020).
Moreno Fraginals, Manuel. «África en América Latina .» En Aportes culturales y de deculturación , de Manuel Moreno Fraginals, 13–33. Madrid: Siglo Veintiuno , 1977.
Wood, Yolanda. «Repensar el espacio Caribe.» En Las artes plásticas en el Caribe, de Yolanda Wood, 9–20. La Habana: Editorial Félix Varela, 2006.